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viernes, 20 de enero de 2017

MARGARITA Y SU SEÑORA obra de teatro















OBRA DE TEATRO
La obra se desarrolla en la entrada de una casa y el salón
Margarita y su señora

(.Ring ring Sale Margarita doncella de la casa a abrir la puerta.)
Margarita: Buenos días doña carlota.
Doña Carlota: Dígale a la señora que quiero verla,
Margarita: Espere que voy a ver si está.
Margarita  (a su señora): Doña Delfina,  está aquí doña Carlota que quiere verla
Doña Delfina: Qué pesada, ahora no tengo ganas de papiroladas, me estoy aseando. Dígale que no estoy.
(Margarita regresa al salón donde está Doña Carlota).
Margarita: Doña Carlota que me dice la señora que no está
Doña Carlota: (con sorna): Pues dígale a su señora que no he venido, y espero respuesta.
(Entra de nuevo Margarita en la habitación de Doña Delfina)
Margarita: Que me dice doña Carlota que le diga de su parte que no se preocupe que ella no ha venido.
Doña Delfina: ¡Jesús Margarita! ¿Qué le ha dicho?
Margarita: ¡yo ná! Lo que usted me dijo;  yo le dije que de parte de la señora que no está.
Doña delfina ¡Por Dios Margarita, qué torpeza cada día está usted peor! Dígale a Doña Carlota que ha habido un error. Que enseguida voy. No ve que me estoy aseando en el baño.
 (Sale Marga de nuevo al salón).
Margarita: Doña Carlota, espere que ha sido un error. La señora estaba en el baño cagando, pero ya acaba.
Doña Carlota: Bueno, dígale a su señora que no hay prisa, que lo cague despacio.
(Vuelve Margarita a donde su señora)
Margarita: Que dice doña Carlota que no hay prisa, que lo cague usted despacio
Doña Delfina: ¡Horror Margarita! ¿Pero qué le dicho usted ahora?
Margarita: Pues que estaba en el baño cagando
 Doña Delfina: ¡Horror, horror, y horror! Yo no le he dicho nada de defecar, la dije que me estaba aseando. ¡Margarita es usted una inútil! Cómo le ha dicho esas cosas de tampoco gusto y que suenan fatal. Yo nunca he hablado de cagar, como mucho le diría defecar.
Margarita: ¿Y eso que es?
Doña Delfina: Mire déjelo que no tengo yo la mente ahora para explicárselo. Eso sí, ¿Cuantas veces le he dicho que no añada sus palabras? ¡Limítese a comunicar como yo se lo digo!
Margarita (bastante enojada): Pues usted me dijo que de su parte le dijera que no estaba y yo así se lo dije. Y lo demás lo habré entendido mal.
(Sale Doña Delfina toda acalorada)
Doña Delfina: Perdona Carlota, pero es que Margarita cada día está peor.
Doña Carlota (con sorna): Bueno Delfina, esa necesidad la tenemos todos, lo único es que no hay que comunicarlo
Doña Delfina: Calla Carlota, que se me suben los colores. Y bueno, dejémonos de cosas escatológicas y vayamos al grano
Margarita: ¡Jesús, qué cosas más raras dicen mis señoras! Luego dicen de mí que soy rara. Anda mira que ellas que dicen que cagar no es de gente católica y que les salen granos. ¡No me extraña, pues si eso es pecado como lo harán las mi pobres! cada día las entiendo menos.
Doña Carlota: Verá, es que voy hacer una merienda  y he invitado al maestro, al boticario, a Doña benigna, al médico y al bibliotecario. También a Milagros y a Agustina, y por supuesto te venía a invitar a ti. ¡Pero en fin me lo estoy pensando! Entre que no estas, que yo no he venido y que estabas cagando, no sé yo.
Doña Delfina: Mira Carlota, guapa, ¡No me toques las narices, que tu criada va diciendo de ti que no te lavas!
Doña Carlota (elevando la voz): ¡Eso sí que no, Delfina! ¡Tú sabes como soy yo!
Doña Delfina: ¡Pues sí, en el mercado lo ha comentado! Y que cuentas las lonchas del jamón, y que se las dejas oler un rato y así hasta tres días. Que al final se las dejas comer y que apuntas todos los días lo que se gasta de gas. Eso sin mencionar el candado que le has puesto al teléfono, y que al pobre que viene todos los meses le largas un euro y le dices, “para comer o lo que usted quiera”. Ya te vale chica, qué ahorras tanto que eres capaz de afeitar un huevo para que haya más.
Doña Carlota (cada vez más alterada): ¡Válgame Dios qué infamia, qué desatinos! Con esto no puedo vivir. ¡A la calle Merceditas se va a ir!  Y tú,  ¿No vas despachar a Margarita?
Doña Delfina: ¡Pues no! Es muy torpe pero para lo de la casa es buenísima. Mira Carlota, todos nos conocemos y yo sé que no es verdad lo que Merceditas cuenta. Pero no se puede ir con tanta sorna, cuando nuestras criadas se equivocan, o lo entienden todo al revés, pues como has podido comprobar las de las demás también lo entienden mal
(Margarita corre al teléfono y llama a Merceditas)
 Margarita: ¡Merceditas que te van a despedir!
Merceditas: ¿A mí por qué?
Margarita: Pues porque mi señora le ha contado a la tuya lo que dices en el mercado y se ha enfadado.
Merceditas: Qué cabrita tu señora ¿no?
Margarita: Mi señora no. Tu que largas muchas mentiras pa que se ría el huevero y tenerle contento, que se te ve que pierdes el culo por él.
Merceditas: Bueno sí, ¡Y qué! Nos lo pasamos bien, yo exagero lo de mi señora y él se troncha.
Margarita: ¡Pues te vas a quedar en la puñetera calle! A ver si te recoge el huevero y te vas a vivir con él, su mujer y sus tres hijos.
Merceditas: ¡Calla, calla! ¿Estás segura de que me va a largar y de que el huevero está casado?
Margarita: Pues sí, se lo acabo de oír. Yo me he equivocado y le he dicho que la señora estaba cagando y la mía se ha puesto como loca. Al parecer eso no se puede decir así. Y la tuya le dijo a la mía que me despidiera pero doña Delfina dijo que nanay
Merceditas: ¡Ah no! ¿Y cómo se dice?
Margarita: Creo que algo parecido a descargar, desfalcar, o así.
(Mientras tanto en el salón las dos amigas continúan su conversación).
Doña Carlota: Delfina, me dejas pasmada. ¡Cuántas mentiras y bajezas se cuentan! Y habrá muchas que se lo creerán y hasta lo festejaran. Miedo me da ir al mercado y andar por ahí,  ¡Qué sofocón me estoy llevando!
Doña Delfina: ¡Tú tranquila, Carlota! Hasta ahora no sabías nada y has hecho tu vida. Así que  síguela haciendo.
Doña Carlota: Pero... ¡Cómo voy a ser miembro de la fundación con lo que se dice en la calle! En fin, ya veré como lo arreglo, pues es todo una infamia. Bueno Delfina, me voy. La invitación sigue en pie. Y perdona mi ironía. Esto me ha enseñado que no se puede ridiculizar a los demás, porque sin querer te caen en la boca tus palabras.
Doña Delfina: Adiós Carlota. Y no te preocupes por los comentarios. Yo hablaría con Merceditas y le pondría los puntos sobre la ies pero no la despediría.
Doña Carlota: Ya me lo pensaré. Deséame suerte y que este evento salga adelante a pesar de lo que se diga de mí en el mercado.
Doña Delfina: Adiós.
Doña Carlota: Adiós

A.R.G.