OBRA DE TEATRO
La obra se desarrolla en la entrada de una casa y el salón
Margarita y
su señora
(.Ring ring Sale Margarita
doncella de la casa a abrir la puerta.)
Margarita:
Buenos días doña carlota.
Doña Carlota: Dígale
a la señora que quiero verla,
Margarita: Espere
que voy a ver si está.
Margarita (a
su señora): Doña Delfina, está aquí
doña Carlota que quiere verla
Doña Delfina:
Qué pesada, ahora no tengo ganas de papiroladas, me estoy aseando. Dígale que
no estoy.
(Margarita regresa al
salón donde está Doña Carlota).
Margarita: Doña Carlota que me dice la señora que no está
Doña Carlota: (con sorna): Pues dígale a su señora que
no he venido, y espero respuesta.
(Entra de nuevo
Margarita en la habitación de Doña
Delfina)
Margarita: Que me dice doña Carlota que le diga
de su parte que no se preocupe que ella no ha venido.
Doña Delfina: ¡Jesús
Margarita! ¿Qué le ha dicho?
Margarita: ¡yo
ná! Lo que usted me dijo; yo le dije que
de parte de la señora que no está.
Doña delfina ¡Por
Dios Margarita, qué torpeza cada día está usted peor! Dígale a Doña Carlota que
ha habido un error. Que enseguida voy. No ve que me estoy aseando en el baño.
(Sale Marga de nuevo al salón).
Margarita: Doña
Carlota, espere que ha sido un error. La señora estaba en el baño cagando, pero
ya acaba.
Doña Carlota: Bueno,
dígale a su señora que no hay prisa, que lo cague despacio.
(Vuelve Margarita a
donde su señora)
Margarita: Que
dice doña Carlota que no hay prisa, que lo cague usted despacio
Doña Delfina:
¡Horror Margarita! ¿Pero qué le dicho usted ahora?
Margarita: Pues
que estaba en el baño cagando
Doña Delfina: ¡Horror, horror, y horror!
Yo no le he dicho nada de defecar, la dije que me estaba aseando. ¡Margarita es
usted una inútil! Cómo le ha dicho esas cosas de tampoco gusto y que suenan
fatal. Yo nunca he hablado de cagar, como mucho le diría defecar.
Margarita: ¿Y
eso que es?
Doña Delfina: Mire
déjelo que no tengo yo la mente ahora para explicárselo. Eso sí, ¿Cuantas veces
le he dicho que no añada sus palabras? ¡Limítese a comunicar como yo se lo
digo!
Margarita (bastante enojada): Pues usted me dijo
que de su parte le dijera que no estaba y yo así se lo dije. Y lo demás lo habré
entendido mal.
(Sale Doña Delfina toda
acalorada)
Doña Delfina: Perdona
Carlota, pero es que Margarita cada día está peor.
Doña Carlota (con sorna): Bueno Delfina, esa
necesidad la tenemos todos, lo único es que no hay que comunicarlo
Doña Delfina:
Calla Carlota, que se me suben los colores. Y bueno, dejémonos de cosas
escatológicas y vayamos al grano
Margarita: ¡Jesús,
qué cosas más raras dicen mis señoras! Luego dicen de mí que soy rara. Anda
mira que ellas que dicen que cagar no es de gente católica y que les salen
granos. ¡No me extraña, pues si eso es pecado como lo harán las mi pobres! cada
día las entiendo menos.
Doña Carlota: Verá,
es que voy hacer una merienda y he
invitado al maestro, al boticario, a Doña benigna, al médico y al
bibliotecario. También a Milagros y a Agustina, y por supuesto te venía a invitar
a ti. ¡Pero en fin me lo estoy pensando! Entre que no estas, que yo no he
venido y que estabas cagando, no sé yo.
Doña Delfina: Mira
Carlota, guapa, ¡No me toques las narices, que tu criada va diciendo de ti que
no te lavas!
Doña Carlota (elevando la voz): ¡Eso sí que no, Delfina!
¡Tú sabes como soy yo!
Doña Delfina: ¡Pues
sí, en el mercado lo ha comentado! Y que cuentas las lonchas del jamón, y que
se las dejas oler un rato y así hasta tres días. Que al final se las dejas
comer y que apuntas todos los días lo que se gasta de gas. Eso sin mencionar el
candado que le has puesto al teléfono, y que al pobre que viene todos los meses
le largas un euro y le dices, “para comer o lo que usted quiera”. Ya te vale chica,
qué ahorras tanto que eres capaz de afeitar un huevo para que haya más.
Doña Carlota (cada vez más alterada): ¡Válgame Dios
qué infamia, qué desatinos! Con esto no puedo vivir. ¡A la calle Merceditas se
va a ir! Y tú, ¿No vas despachar a Margarita?
Doña Delfina:
¡Pues no! Es muy torpe pero para lo de la casa es buenísima. Mira Carlota, todos
nos conocemos y yo sé que no es verdad lo que Merceditas cuenta. Pero no se
puede ir con tanta sorna, cuando nuestras criadas se equivocan, o lo entienden todo
al revés, pues como has podido comprobar las de las demás también lo entienden
mal
(Margarita corre al
teléfono y llama a Merceditas)
Margarita: ¡Merceditas que te van a
despedir!
Merceditas: ¿A mí
por qué?
Margarita: Pues
porque mi señora le ha contado a la tuya lo que dices en el mercado y se ha
enfadado.
Merceditas: Qué
cabrita tu señora ¿no?
Margarita: Mi
señora no. Tu que largas muchas mentiras pa que se ría el huevero y tenerle
contento, que se te ve que pierdes el culo por él.
Merceditas:
Bueno sí, ¡Y qué! Nos lo pasamos bien, yo exagero lo de mi señora y él se
troncha.
Margarita: ¡Pues
te vas a quedar en la puñetera calle! A ver si te recoge el huevero y te vas a
vivir con él, su mujer y sus tres hijos.
Merceditas:
¡Calla, calla! ¿Estás segura de que me va a largar y de que el huevero está
casado?
Margarita: Pues
sí, se lo acabo de oír. Yo me he equivocado y le he dicho que la señora estaba
cagando y la mía se ha puesto como loca. Al parecer eso no se puede decir así.
Y la tuya le dijo a la mía que me despidiera pero doña Delfina dijo que nanay
Merceditas: ¡Ah
no! ¿Y cómo se dice?
Margarita: Creo
que algo parecido a descargar, desfalcar, o así.
(Mientras tanto en el
salón las dos amigas continúan su conversación).
Doña Carlota:
Delfina, me dejas pasmada. ¡Cuántas mentiras y bajezas se cuentan! Y habrá
muchas que se lo creerán y hasta lo festejaran. Miedo me da ir al mercado y
andar por ahí, ¡Qué sofocón me estoy
llevando!
Doña Delfina:
¡Tú tranquila, Carlota! Hasta ahora no sabías nada y has hecho tu vida. Así
que síguela haciendo.
Doña Carlota: Pero...
¡Cómo voy a ser miembro de la fundación con lo que se dice en la calle! En fin,
ya veré como lo arreglo, pues es todo una infamia. Bueno Delfina, me voy. La
invitación sigue en pie. Y perdona mi ironía. Esto me ha enseñado que no se
puede ridiculizar a los demás, porque sin querer te caen en la boca tus
palabras.
Doña Delfina: Adiós
Carlota. Y no te preocupes por los comentarios. Yo hablaría con Merceditas y le
pondría los puntos sobre la ies pero no la despediría.
Doña Carlota:
Ya me lo pensaré. Deséame suerte y que este evento salga adelante a pesar de lo
que se diga de mí en el mercado.
Doña Delfina:
Adiós.
Doña Carlota: Adiós
A.R.G.