El Tiovivo es un carrusel sobre una plataforma redonda que gira. Consta de unos treinta caballos de madera bellamente decorados a mano, que van sobre un eje central y a su alrededor hay una plataforma sobre la que va los caballitos cuya misión es subir y bajar, están dispuestos en tres o cuatro por fila, pero no solo consta de caballitos también hay cebras y algún cerdito, por supuesto que a principios de siglo se hacia todo de una manera artesanal.
En nuestra niñez era felicidad completa montarnos en uno de esos caballitos, que nuestros ojos de niños se nos antojaban como hermosos corceles, los había blancos, negros, marrones, alazanes.
cuando giraba la plataforma ellos subían y bajaban y nuestra imaginación volaba por praderías infinitas, galopando al viento y descubriendo senderos mágicos, vivíamos experiencias únicas a lomos de esos caballitos mientras tirabas de las bridas o espoleabas al caballo que en ese momento montaba. Al bajarte del tiovivo durante un buen rato seguías sintiendo el galope, notabas el viento azuzando tu cara. Luego todo pasaba y hasta el día siguiente si podías volver a montar y sino hasta el próximo año en que de nuevo se celebraba las fiesta del santo del pueblo. Pero esa experiencia, ese sentimiento de libertad, ese mundo mágico que nos proporcionaba el Tiovivo con sus tallas policromadas formaría parte del tiempo hasta que llegasen de nuevo los caballitos.
Allá por 1834 un hombre que se llamaba Esteban, era dueño de un bonito carrusel que así se le llamaba entonces,cada caballito estaba pintado de un bello color siendo muy vistoso el carrusel.
Pero ocurrió que ha este hombre le entró el mal del cólera y lo llevaban a enterrar, pero no estaba muerto del todo y de ¡pronto! se incorporó y dijo: Estoy vivo de ahí el Tiovivo con el que rebautizaron su carrusel, pasado a llamarte el del Tío Vivo, con el tiempo fue el Tiovivo que escomo ha llegado hasta nuestros días.
La palabra "tiovivo" es de origen madrileño, El tío Esteban tenía su carrusel en el paseo de la Delicias en Madrid.
A.R.G.