Translate

lunes, 12 de octubre de 2015

VAMOS A CONTAR MENTIRAS. 4ª mentira LAS MELENAS DE LAS ROCAS RURUBONAS


Star Clusters Behind Gas & Dust:

This just doesn't look like a real picture. Turns out it's from the Hubble telescope.:





VAMOSA CONTAR MENTIRAS
Mentira cuarta
LAS MELENAS DE LAS ROCAS  RURUBONAS

            Las rocas Rurubonas se encuentran en un lugar idílico y solo conocido por mí. Llegué a este paraíso de una manera inusual.
Había alquilado una avioneta para ir a visitar a un viejo amigo que vivía en una isla un tanto apartada de la civilización. Llevaba veinte años estudiando el comportamiento de las mareas y su relación con la luna, y los rayos interestelares, y las luces fulgurantes y últimamente lo que influía en todo esto la gran contaminación tanto de los mares como de aire.
Pero una gran tormenta se presentó de improviso, ya que en mi radar en ningún momento quedó reflejada, así como en el parte meteorológico que me proporcionaron en el aeropuerto
Fue tan fuerte que, que no tuve más remedio que dejarme llevar por ella, ya que mi avioneta no respondía a ninguno de mis actos. Al principio iba como dando tumbos dentro de la gran masa negra que me absorbió, pero luego no sé si fue porque estaba mareado o porqué me acostumbré aquellos vaivenes, me pareció estar en otro espacio. El tiempo que permanecí dentro de aquella gran nube nunca lo sabré, las descargas eléctricas eran incesante, hasta tal punto que creí sucumbir por una de ellas. Fue como si viviera una gran pesadilla, y me resigne a morir, ya que nada podía hacer ante aquella fuerza inusitada.
La tormenta me desvió de mi ruta, hasta los confines de la tierra,. Lloviznaba ligeramente cuando pude volver hacerme con los mando del aparato, hice un aterrizaje forzoso sobre un pequeño claro en un lugar desconocido totalmente para mí, y creo que para el resto del mundo. Era un lugar fantástico, creo que jamás hoyado por el hombre.
 Lo que podía alcanzar mi vista era los más hermoso y bello; lleno de colores insultantes, con unos arbolitos de pequeña estatura, pero cuajados de frutos jamás visto por mí; ni siquiera en mi imaginación, así mismo de entre los matorrales salía un líquido multicolor que discurría plácidamente por unos canales naturales de un cristal purísimo. Todo a mí alrededor era una locura de olores, colores. Con la punta del dedo meñique probé con cautela aquel jugo, su sabor era indescriptible.  Era lo más dulce, suave, delicado, ‘apetitoso exquisito que jamás había probado, lo mismo ocurrió con cada una de las frutas que paladeé, aquel sabor era único, no parecía de este mundo, era la delicatesen más sublime para el paladar más exquisito del mundo.
Proseguí mi camino por aquel vergel de insultante belleza, cientos de mariposas todas adornadas con los colores del arcoíris salieron de detrás de un recodo, durante unos segundo me envolvieron cayendo sobre mí una fina capa de polen, dejándome un aroma suave y cálido,  luego desaparecieron tras unos matorrales.
A parte de las mariposas y las frutas no se veía más signos de vida, escuche a ver si se oia algún pájaro pues ante aquel vergel no se podrían resistir, pero lo único que creí oír fue como el rumor de olas pero desde mi atalaya no veía el mar, seguí por una especie de sendero que iba bajando, ¿hacia dónde? No lo sabía, Durante mi caminata no encontré vida animal solo vegetal, todo cuanto me rodeaba era idílico, pero aún me quedaba lo mejor. Después de caminar durante dos horas llegue por fin a ver el mar era del color verde esmeralda más puro de lo que jamás vieron mis ojos. Estaba plácido y las olas lamian lánguidamente la playa, esta tenía una arena transparente y multicolor reflejando la luz del sol sobre la superficie del mar que estaba brillante por los rayos tímidos que asomaba tras unas nubes blancas con su cortina de agua que se alejaba con ligereza hacia el horizonte. Parte de la orilla del mar y de la playa estaba cubierta por una especie de algas rarísimas con hilos de colores muy suaves predominando las tonalidades verdes, era un  espectáculo mágico, dando suelta a la imaginación aquello parecía sacado del mejor cuento del mundo, del más imaginativo, del más irreal.
Esta especie de melenas venia del lateral izquierdo de la playa, donde había un montón de rocas de bonitos colores perfectamente situadas para no tocarse entre en sí. Mi asombro fue mayúsculo cuando al acercarme oí las conversaciones de las rocas, y me pregunte como podía entenderlas. La que estaba en el centro me dijo: las mariposas vertieron sobre ti el musí pues sabía que llegarías hasta nosotras, nos alegramos que así haya sido desde hace más de doscientos lustro por aquí no viene nadie así que eres bien venido. Te diremos que eso que ves flotando sobre la orilla y más adentro de mar son nuestras melenas que nos son peinadas con peines de coral por un batallón de peces incoloros, todo lo seres del mar, se prestan a servirnos. Verás esto es un concurso se llama de la Estrella Errante que pasa por aquí cada cien años. Por eso nos preparamos. Adornándonos con conchas, caballitos de mar estrellas, los corales, perlas, anemonas, rodean nuestra siluetas y forman bonitos collares. Todos los entes del mar participan. Las olas mueven con suavidad nuestras melenas mientras todos los demás se colocan en sus puestos haciendo bonitas filigranas y a la vez cuidando que no se enreden unas con otras.
La roca situada en el centro me dijo que me podía quedar, pero tenía que ponerme una especie de capa de algas que me haría invisible y no transmitiría olor, Pues si la Estrella Errante me descubría atentaría contra mí, no le gustaban los intrusos. El acontecimiento se desarrollaba esa noche sobre la una de la madrugada llegaria ella la gran Estrella Errante.
Así fue pero no era una estrella al uso. Era una gran mariposa, rodeada de millones de pelusas brillantes que flotaban a su alrededor, haciendo de colchón sobre el que iba posada la gran mariposa. Esta se colocó en el centro de la playa con su carroza, le atusaron las alas miles de mariposas llegadas desde todos los rincones. Ella levantó el vuelo, majestuoso, elegante, sublime, recorriendo la inmensa playa y calibrando cada una de las melenas, el espectáculo era único, mágico. Después de una hora aproximadamente se posó sobre una de las melenas. Aquellas millones de pelusas levantaron la melena hasta llegar a la roca dueña de ella. Esta se emocionó brillando con fulgor y rodeándose de un halo de luz blanca y de una pureza desconocido por mí .Acto seguido todas las melenas se recogieron entorno a sus rocas y solo quedó la ganadora con su melena extendida ocupando casi toda la playa.
La gran Estrella Errante se paseó sobre ella , la cubrió con unos polvos prodigiosos y vertió una fina capa de algo que parecía lluvia  La melena se elevó unos metros y ejecutó una danza deslumbrante, mientras de los arbustos salía una música extraña que te hacia vivir experiencias asombrosas.
La gran Estrella Errante se fue con toda pompa y boato desapareciendo poco a poco sobre el horizonte del mar, marcado por miles de mariposas que con sus colores la acompañaron haciendo un pasillo de varios cientos de metros. Estaba asombrado ante lo que había vivido. Ya podía salir de mi escondite desde donde me enteré que la Estrella Errante solo vuela cuando viene aquí, el resto de los lustro recorre el cosmos sobre sus pelusas; estas van recogiendo el polvo interestelar y eso les da la fuerza para seguir errando por el espacio y en los momentos puntuales regresar a esta playa y cumplir con su misión. Todas las rocas a la vez me preguntaron emocionadas que me había parecido la ceremonia y como había visto yo desde mi ojos de humano a la Estrella Errante.
Les dije: que mi asombro era mayúsculo, que jamás en mi mundo había visto algo tan bello, hermoso,  prodigioso, llamativo, raro deslumbrante en toda mi vida. Se emocionaron agradecieron mis palabras, y la roca del centro me dijo: nos gustaría que te quedaras, pero es imposible, no podrías vivir aquí, este paisaje ahora idílico  se torna en unos momentos  terrible inhóspito, helador, nosotras nos protegemos con nuestras melenas hasta que vuelve el sol, la claridad, esto ocurre cada cuatro o cinco lustros, pero hay que pasarlo, por eso no hay vida animal, solo vegetal y las mariposas, que tienen una cueva donde cobijarse durante este periodo.
Todas las rocas vertieron sobre mí unos hilos diminutos, pero cargados de energía que debía de poner sobre mi avioneta y regresaría a mi mundo. Me despedí de todas y cada una de las rocas, estas me regalaron la capa invisible, y una recreación diminuta de ellas, pues creían que tal vez las necesitara en mi mundo. Me hicieron jurar que jamás revelaría su situación. Así lo hice y subiéndome a la avioneta regresé a la civilización.
Sentí una sensación muy rara al dejar todo aquello, me gustaría volver, pero sé que es imposible ya que desconozco el lugar donde se encuentra.
A.R.G.