El puente entre dos libertades.
A las cuatro y treinta salimos del aeropuerto
de Londres, del ruido ensordecedor del despegue, pasamos al de la monotonía de
las hélices. Poco después, nos recibe un mar de nubes deslumbrándonos con su
blancura, estas se disipan a medida que vamos cogiendo altura. Miro por la
ventanilla de una manera distraída. Cuando de pronto, se me ofrece un
espectáculo sin igual, invito a Hádan a contemplar aquella maravilla que nos
ofrece la naturaleza, ni en el mejor de nuestros sueños podíamos imaginar una
luz tan clara. Quisiera guardar en mi retina la magia del albor de aquel
atardecer sobre el agua del mar Cantábrico en aparente calma, que nos
acompañaría hasta el final de nuestro trayecto. Este se nos hizo corto, pues
al ir viendo aquella exhibición de
belleza que nos brindaba la tarde, nos quedamos tan extasiados que nos pareció
que solo habían pasado unos pocos minutos desde que saliéramos de aquel Londres
frió, húmedo y con su sempiterna niebla.
Después
de dos horas y media de trayecto, acabamos de tomar tierra en el pequeño
aeropuerto de una provincia española del norte. Con paso lento y un tanto
cansino, nos dirigimos a pasar los controles habituales. Por fin salimos al
exterior. Son las seis de la tarde de un tres de Febrero, un viento helador nos
recibe nada más traspasar el umbral, el sol empieza a escabullirse por el
horizonte. Con las luces del atardecer comienza una tarea frenética, ya que
pronto la noche lo cubrirá todo con un manto de oscuridad y la luminosidad del
día se resiste a retirarse en la lontananza, los últimos rayos caen oblicuos
sobre el asfalto negro que parece charol.
Orson y Grión, secretario y ama de
llaves, junto a Jeans el chofer nos esperaban. El coche estaba dispuesto,
cogieron nuestros escasos bártulos y emprendimos rumbo a nuestra nueva morada.
El Audi rodaba ligero por la autovía, no había demasiado tráfico así que íbamos
admirando el paisaje de vegetación y arbolado que cambiaba de tonalidades por
doquier, nunca era el mismo verde. Hádan estaba pensativo. Contemplando su
rostro un tanto demacrado todavía, pensé cómo una serie de acontecimientos no
previstos nos habían empujado a tener que dejar todo y a embarcarnos en esta nueva
vida que sería opuesta a aquella que habíamos vivido, de loca carrera contra el
tiempo y bebiéndonos parte de nuestra juventud en un sorbo. Ahora pagábamos los
excesos teniendo que ir a un lugar de paz y sosiego. Mirándole vino a mi
memoria los titulares de los periódicos
de mayor tirada del Reino Unido.
“El
famoso arquitecto Hadan Chaply se encuentra en estado crítico tras sufrir un
infarto en la fiesta de inauguración del espectacular hotel Royal Cronw
restaurado por él. El famoso edificio del siglo XVI ha sido reformado,
guardando el equilibrio entre la antigüedad y la modernidad. La decadencia de
una época de esplendor, dio paso a otra de abandono y desidia, poco a poco
estos edificios emblemáticos se fueron abandonando y dejándolos a su suerte,
muchos se perdieron, otros como éste aguantaron el embate, y cuando la gran
urbe cosmopolita, como ninguna, que es hoy Londres despertó, quiso recuperar
las joyas arquitectónicas que aún quedaban en pie y darles mayor esplendor de
lo que tuvieron antaño.”
Me
encontraba en el salón llamado de Embajadores admirando la ecléctica estancia y
la perfecta conjunción de los muebles y paredes, con un bello zócalo que
recorre a media altura todo el perímetro de la habitación, el techo está
decorado con pinturas de estilo neogótico. La chimenea uno de los principales focos de atracción del
salón, su trabajada embocadura de madera se ha adornado con azulejos que
repiten los diseños del techo, las pinturas que ornamentan las paredes son de
un pintor español, sus ojivales ventanas… Cuando de pronto me llamó la atención
ver a Wilians que con paso raudo se dirigía al salón principal. Al cabo de unos
minutos alguien me tocó levemente el brazo y separándome del grupo me dijo: “Querida,
ha sido tú marido, creo que se ha
desmayado, vuestro amigo Wilians está con él”, corrí hacía el lugar donde yacía
Hadan, le estaban reanimando, había varios médicos. Doc, que así llamábamos a
Wilians, se separó del grupo, me cogió del brazo y me dijo: “Thess, es muy
grave, pero espero que sus cuarenta y
dos años respondan, somos amigos y para mi es casi un hermano, y por ello no te
voy a engañar, su corazón ha fallado, suerte que estábamos varios médicos y que
el hotel cuenta con un buen sistema de primeros auxilios, ahora está
estabilizado”.
Pasé
unas cuarenta y ocho horas angustiosas, enseguida llamé a mi madre, que se
encontraba en Bruselas preparando una de sus múltiples exposiciones sobre
pintores de Renacimiento. Tengo que decir que esta no es una madre al uso, es
una bohemia ciudadana del mundo. Mi padre se fue cuando yo tenía tres años, jamás volví a oír hablar de él. Me quedé con
mi abuela y con ésta he vivido hasta que me casé, pero mi madre nunca dejó un
cumpleaños ni una navidad de pasarlas conmigo, ya podía estar en las antípodas
que siempre acudía, así mismo si yo la necesitaba para cualquier acontecimiento
que deseara, lo dejaba todo y asistía a mi llamada. En la vida me dejó tirada,
sabía que podía contar con ella como ahora, le faltó tiempo para venir junto a
mí, me sentí muy reconfortada al sentir su presencia, pero sobre todo su
abrazo. La madre de Hadan también vino, ésta desde Canadá donde vivía con su
segundo marido, el leñador, como él le llamaba, su familia, en tiempos pasados,
tuvo una serrería, pero ahora los descendientes la han convertido en una planta
de transformación de todo tipo de materias, y hacen abonos y combustibles no
contaminantes. Al cuarto día ambas me enviaron a casa, me duché y dormí varias
horas, volví justo cuando Doc salía de intensivos. La cosa marchaba bien, pero
su recuperación iba a ser
lenta, y tal vez le quedara alguna
secuela, todavía era pronto para saberlo.
Hadan es un arquitecto
precoz con visión futurista que sabe, como nadie, mezclar estilos, líneas
sencillas con los abigarradas formas góticas, renacentistas, barrocas, pero
todo en perfecta armonía, que lo clásico se torne moderno, y esto se encuadre
perfectamente en lo antiguo, sin perder su grandeza, belleza, señorío. Es un
conceptualista del cambio, innovando tendencias e ideas, siendo partidario de
este sistema que se desarrolló en los años sesenta. Las personalidades más
importantes del mundo se disputaban nuestra presencia, no había un evento al
que no fuéramos invitados, pero esa vida tan azarosa de lujo y desenfreno de
vivir a caballo por los cinco continente había resultado nefasta para la salud
de Hadan y el excesivo trabajo al que estaba sometido; eran muchas horas
delante de sus tableros, en fin que han sido un compendio de desatinos que le
han llevado hasta la UCI,
y ahora se debate entre la vida y la muerte. Dentro de quince días será
inaugurada una de las dos mayores obras creadas por él. Se llama “El Abanico”, por
su forma. Está situado a las afueras de la ciudad nipona de Nagasaki, es un
gran complejo de pisos de lujo. Las varillas son una centena de ascensores, y
los espacios que quedan entre estas son pisos y apartamentos de súper lujo,
unidos entre sí por pequeños puentes de estilo nipón que van cayendo a medida
que la construcción se acerca a la tierra, el centro del abanico tiene una
capacidad para seiscientas viviendas y estas van decreciendo hasta llegar a las
sesenta. Esta macro urbanización consta también, en su base de grandes
dimensiones, de espacios de recreo así como
modernas galerías. Un helipuerto hospital con las últimas tecnologías,
hoteles donde puede disfrutar de los mayores placeres que te puedas imaginar,
zonas ajardinadas con piletas en desniveles que comparten un entorno blanco y
rocoso. El cuidadoso emplazamiento de
los jardines, pedruscos artificiales, maceteros monocromáticos, y cañas de
bambú evocan el sentir y el lenguaje de los sugerentes ambientes japoneses que
él ha sabido plasmar con delicadeza extrayendo la belleza natural del entorno y
dándole un glamour especial.
Poco
a poco iba saliendo del semicoma en que había estado sumido. Su salud era aún
delicada, pero su fortaleza física era sumamente importante en estos momentos.
Hoy, veinticuatro de agosto, es el gran día, todos los rotativos de la prensa
internacional, televisiones nacionales e internacionales, hablan de ello, todos
aluden a la ausencia del creador de tanta perfección, ha sido todo un hito y
han comprendido el punto de dificultad de tan magna obra. En las principales
ciudades japonesas, se han realizado fiestas monumentales para celebrar la
apertura del edificio único en el mundo por sus características. Han llegado
cartas, telegramas, correos electrónicos,
a cientos, de todas partes del mundo, así como multitud de ramos de flores que
han invadido tanto el hospital como nuestra casa. Muy a mi me pesar no he
podido manifestarle todo el cariño y admiración de la gente, pues su estado no
me lo permite, espero que en su otra obra, más monumental que ésta, aunque
igual o más bella pueda saber cómo se ha desarrollado la inauguración. Se encuentra
en las afueras de la ciudad de Sydney. En una vasta extensión de terreno junto
a un gran lago y un frondoso bosque, recibe el nombre de “La gran mariposa”. El
cuerpo, su eje principal, está compuesto de viviendas de súper lujo que van
desde los mil metros cuadrados hasta los tres mil, dotadas con la últimas tecnologías,
no en vano este monumental complejo ejecutado por los mejores maestros de obra,
proyectistas, ingenieros y todo tipo de artesanos constructores y un sin fin de
obreros especializado en todas las artes, escogiendo a los mejores de los cinco
continentes, entre ellos varios arquitectos, además de él que es la cabeza
visible y pensante de este descomunal proyecto, que entre bromas lo comparaba
con la gran pirámide de Gizeh. Sus ciento veinte pisos se elevan al cielo
desafiando al espacio. De sus grandes alas brota agua que cae en forma de
cascada suavemente, con armonía y un ligero murmullo que te invita a soñar un
mundo de flores, aves y mariposas creando en tu imaginación una sensación de
frescura, vida y color, pero el agua al llegar al foso se convierte en un
torbellino, y gracias a una gran turbina desarrolla una poderosa e inusitada fuerza,
dando origen a una potente energía, alternativa y limpia, que abastece a todo
el complejo. Por detrás del edificio principal a izquierda y derecha se sitúan
filas de edificios de menor altura que van decreciendo hasta llegar al último
que consta de treinta pisos, situadas justo en frente del cuerpo de la
mariposa, así mientras esta desafía al firmamento, el otro se funde con el
entorno, formando parte del frondoso bosque. Entre los edificios, bonitas
terrazas llenas de flores, y toda clase de boutiques, de los mejores
diseñadores del mundo, así como cafeterías de todos los estilos, algunas
evocando viejos cafés. El centro que va desde el cuerpo principal al más bajo,
está dotado de piscinas, jardines, zonas para todo tipo de deportes, lagos
artificiales que recrean zonas del Mediterráneo, del mar Báltico o las
paradisíacas playas del Caribe, así
mismo tienen representación zonas de otras partes de Australia. Todo su entorno
está rodeado por un cinturón de la flora autóctona y de más de doscientas
clases de árboles, cuidando el ecosistema y guardando un equilibrio entre la
distinta vegetación. En el pórtico se puede admirar una gran acuario, de tres kilómetros,
con especies de los cinco continentes,
debidamente acopladas cada una con su entorno. Así mismo está dotada de buenos
hoteles, centros comerciales, un gran casino, campo de golf, los mejores restaurantes,
cines, todo cuanto alcances a soñar, un parque temático que, hoy por hoy, es el
mejor del mundo, una pista de aterrizaje para ibero jet. Ningún vehículo entra
en la ciudad, ya que posee aparcamiento en las afueras, para suplir a estos se
han construido dos monorraíles que recorren la metrópoli de parte a parte,
cientos de ascensores de llamativos colores circulan tanto vertical como
horizontalmente, desplazándote a cualquier
lugar al que se quiera ir. En el momento de traspasar el umbral de la
ciudad te sientes transportado a un mundo de lujo y grandiosidad; sus piscinas y
jardines han sido creados para placer de
los ojos por su belleza y colorido.
Por
fin ha salido del semi coma, hoy es seis de septiembre la gran inauguración fue
el día cuatro y como la otra vez, todo fueron elogios, alabanzas. Telegramas,
cartas, flores y un sin fin de obsequios. Pero no fue hasta el mes de noviembre
cuando salió del hospital y le pude
hablar de ello, por sus mejillas corrieron unas lagrimas de tristeza, eran sus
dos grandes obras y no había podido disfrutarlas. Se había recuperado pero
ahora venía lo peor, la desidia, la depresión, los médicos nos aconsejaron
marcharnos, durante una larga temporada, a un sitio tranquilo y donde nadie
supiera de él. Y así fue como sin darme cuenta recordé este pequeño pueblo, habíamos
estado hacía dos años cuando asistimos a una convención sobre arquitectura que
se desarrolló en la capital de la provincia, uno de los días que tuvimos libres
hicimos una excursión y admiramos el románico que había por doquier. De manera
casual llegamos a Saye, un pequeño y recoleto pueblo ubicado entre el mar y la
montaña, con un conjunto de ermitas y humilladeros, algunos en buen estado,
otros semi derruidos. Lo que más nos llamó la atención fue su colegiata del
siglo XII perfectamente conservada con unas iconografías y temas del románico (caballeros
con armas, monstruos alados, leones, y temas relacionados con los oficios,
herreros etc.).
Cuando
llegamos a la posada eran las seis y media de la tarde, el día estaba a punto
de expirar, los dueños junto a sus hijos
nos esperaban, estos atenderían nuestras necesidades de tipo domestico. La
habíamos alquilado hasta el mes de junio, pues a partir de esa fecha estaba
completa y no podían eludir estos compromisos, no obstante nos habían hablado
de una casona con un inmenso parque que estaba a la venta, al lado del río. La
posada constaba de ocho habitaciones, cinco con baño, un salón principal, comedor, pequeña sala de juegos, un coqueto
jardín. El pueblo antaño fue una cañada romana con salida hacía el mar, aún
perduran las rodadas de los carros en sus calles empedradas. El silencio que
nos recibió casi nos hizo daño, veníamos de calles abigarradas de gentes,
coches, autobuses, motos, ruidos y más ruidos, pero esto es lo
que necesita Hadan. Nadie sabe nuestro destino, queríamos pasar inadvertidos,
nos jugábamos mucho: su vida.
La
habitación era amplia con buena iluminación. Daba a una balconada o solana, al
abrir sus puertas y asomarnos se oía el rumor de la corriente furiosa del río
que discurría a unos cien metros de forma alocada por una frondosa masa de
vegetación, hasta que un kilómetro más abajo se remansaba antes de caer por un
presa antiquísima, hoy en desuso, ya que del viejo molino no queda más que una
de sus paredes alzándose al espacio muda en el tiempo. Todas estas maravillas
las fuimos descubriendo poco a poco en nuestros largos paseos, con los nuevos
amigos que nada tienen que ver con los que dejamos atrás, aquellos que no
sabíamos ni tan siquiera sus nombres después de diez o doce años de asistir a
fiestas o reuniones, para suplir esto empleábamos el termino querida-o, estábamos
tan perdidos que no fuimos capaces de
sentir el esplendor de un tardecer con su puesta de sol, se nos había muerto la
capacidad de soñar. éramos autómatas de la sociedad que nos había tocado vivir,
nuestras vidas estaban vacías de contenido.
Aquí
se nos presentaba una nueva forma de establecernos pausada tranquila. Este
rincón del mundo nos ofrecía lugares entrañables cargados de historia e
inusitada belleza, los lugareños nos acogieron con cordialidad, pasamos a formar parte de sus vidas y nos brindaron
todo su afecto y ayuda posible. Andrés el médico era una persona entrañable, su
mujer, Teresa, era alegre y ocurrente, así mismo Maite y José los farmacéuticos
y Luisa la bibliotecaria, Jacinto el lechero hombre amable donde los hubiera y
un sin fin de personas que nos hicieron sentir como uno más de esa gran familia. En este
lugar se abrió un abanico de posibilidades diferentes a todo lo vivido hasta
ahora, pudimos maravillarnos con el primer amanecer de este pequeño y recoleto
pueblo sobre un cielo limpio y claro, mientras el sol emergía en el horizonte
iluminando el paisaje y dándole un color especial esa mañana de de febrero.
Aquí aprendimos a amarnos en esas noches de verano con la luna en lo alto entrando
indiscreta hasta nuestro lecho, iluminando
nuestros cuerpos cuando estábamos fundidos en uno, todo era calma y
silencio, roto de vez en cuando por las aves nocturnas que rasgaban el aire en
un vuelo preciso para atrapar su pieza, luego largos silencios, noches oscura
de otoño con sus vendavales arrancando las hojas y formando un tapiz multicolor
en el suelo, lóbregos inviernos junto a la chimenea donde solo se oía el
crepitar de la leña al quemarse mientras lenguas de fuego formaban figuras en
el hogar, y qué decir de esas primaveras en estallido de claridad donde sobre
las briznas de hierbas se quedaban depositada miles de gotas que al salir el
sol parecían perlas de colores.
Sí,
aquí volviste a la vida, tu salud se restauró, compramos esa casa que
representa lo que eran las casonas de los nobles, salones con chimenea, esta
conservaba su decoración antigua, de mármol con intrincados relieves,
centenarias sillas, mesas, sillones, lámparas formaban un conjunto armonioso,
dos grandes alfombras persas de delicados colores cubrían los suelos de madera
centenaria. Conservamos todo lo que pudimos restaurar, y lo otro fuimos buscando por los chamarileros rastros y
desvanes, creando una atmósfera interior muy particular y personal. El parque
contemplándole desde el interior era soberbio: hayas con tallas esbeltas que en
otoño adquirían bellísimos colores amarillos anaranjados; espectaculares
eucaliptos, sobresalientes tilos, cedros, magnolios, una sófora, dos
criptomerias y un monumental árbol de las pagodas o de los cuarenta escudos,
destacando dos alineaciones paralelas de
plátanos, que formaban un sombreado paseo. Además se pueden ver, laureles,
fresnos, encinas, y parterres ajardinados, todo un lujo a tu disposición, y
creaste una maravilla con todo aquello, de una manera sencilla aprovechando
todo ese potencial, y disfrutamos las cuatro estaciones viendo su metamorfosis
Quiero
que recuerdes el instante en que nos conocimos, yo era un principianta con mi
carrera de económicas recién terminada, tú por aquel entonces ya despuntaba,
pues tu proyecto de fin de carrera te catapultó debido a que un emir árabe se
entusiasmo con él, y proyectaste
aquellos jardines en distintas atmósferas que eran una autentica maravilla y
mas cuando lo pudiste hacer tal y como tú quería. Era un doce mayo cuando se
inauguró la fábrica que tú habías diseñado y en la que yo empezaba a trabajar. Recuerdo
estabas rodeado de mujeres, pero tu metro noventa sobresalía, mi director
comercial nos presentó, me pareció que no me prestaste atención a pesar de mi
físico, pues mi uno setenta y ocho no pasaba desapercibido, como tampoco mi
pelo negro y mis ojos verdes, heredados de una bisabuela española del sur. Me
pareciste un tanto desgarbado, tus rizos caían hasta el cuello inmaculado de tu
blanca camisa, tu nariz aguileña, tus labios finos y tus ojos…. Esos ojos de un
azul casi irisado destacaban sobre tu tez blanca, no eras guapo pero sí tenias
algo, me alejé de ti tan pronto como pude. ¿Recuerdas? Me buscaste, trataste
dos o tres veces de quedarte a solas conmigo, pero tus intentos fueron en vano,
seis meses después estábamos casados, yo tenia veinte seis y tú dos más, y
empezamos esa loca carrera contra el tiempo y contra nosotros, fueron doce años
delirantes, hasta que tocó a su fin.
Luego
hemos vivido estos catorce años aquí en este recóndito lugar lleno de magia,
donde aprendimos a vivir una vida más real en la que llegamos a conocer cada
palmo de nuestro cuerpo mientras nos amábamos
con ternura, con pasión, compartiendo todos nuestros conocimientos
vivencias, aquellos ratos que nos ha dado la vida, unos malos, pero otros
inmejorables, no hemos tenido hijos pero tampoco he sentido añoranza de no
haberlos tenido, nos hemos amado con mayor intensidad, sin egoísmos, sin
reproches, dedicándonos por completo el uno al otro.
Quiero
que sepas que he luchado a brazo partido, contra este mal que me aqueja desde
hace seis meses, y que esta vez no he querido compartir contigo, pues pensé que
iba a ganar la batalla, pero ya ves tengo que emprender ese largo viaje sin
retorno, al que nadie quiere ir, pero no se puede eludir, me hubiese gustado
seguir formando parte de tu vida, mas mi tiempo se acaba, no tengo miedo a
partir, solo siento tristeza porque pienso que es pronto aún y me quedaba mucho
por vivir junto a ti. Mantén en tú mente todos los buenos momentos, sobre todo
aquellos en los que te sentiste grandioso ante tus obras, esas que visitaste
después de dos años de estar terminadas, quedándote extasiado ante esas
construcciones tan
perfectas por ti creadas. Quiero que
recuerdes que hay un ayer y que yo forme parte de él y eso nadie te lo puede
borrar, y sé que formaré parte de tú mañana, porque quiero que sigas adelante,
te dejo en buenas manos. Me voy serena y tranquila. He dejado una carta a Don
Fulgencio Ráscales, el notario por si hiciese falta, pues no quiero que sufras
ni sufrir yo, tampoco ver cómo se deteriora mi cuerpo. Espero que me perdonéis,
especialmente tú, despídeme de todos y no estés triste pues estos veintiocho
años vividos junto a ti han sido maravillosos y he sido muy feliz, sobre todo
estos catorce últimos años en este recóndito pueblo que tantas vivencias nos ha
dado, brindándonos unos paisajes de vegetación exuberante, puestas de sol
impactantes, noches serenas de luna, el agua del rió vibrante fuerte y rápido
alocado en su carrera para llegar al mar, recuerda todo y cada uno de los
instantes vividos, como veras me cuesta dejarte pero ya todo toca a su fin.
Solo cuando cruce el umbral entre la vida y la muerte hallaré la paz del alma y
del espíritu y cejará el dolor y la pena, y mi cuerpo reposará en paz
Un
beso y un hasta luego te quiere.
Thes
S. G.R