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viernes, 25 de diciembre de 2015

Cuento de las Tres Pelusas









CUENTO DE LAS TRES PELUSAS






Hola,  somos tres pelusas, estamos un poco gordas pero somos de las blanquitas, vamos dentro del mundo de las pelusas de la limpias.
Nos conocimos en el mes de abril, cuando una de las múltiples ráfagas de viento que se desatan en esta época nos arrancó de donde estábamos. Volamos por tejados, calles y jardines y al final fuimos a parar a la terraza de doña Virtudes, señora maniática donde las hubiere, se pasaba el día y parte de la noche limpiando cada rincón de su casa y terraza.
Aterrizamos casi al mismo tiempo, enseguida conectamos y nos hicimos inseparables, ocupamos un rinconcito que nos protegía tanta del sol como de la lluvia, recorríamos toda la terraza, andábamos entre las múltiples macetas y rosales.
Desde nuestra atalaya podíamos ver y oír todo cuanto acontecía en el inmueble. Así nos enteramos que doña Nieves, vive sola con un gato llamado Pin yin. Florencio y Maruja son matrimonio y no tienen hijos, doña Berta vive con su perra labrador llamada Luna, es viuda, tiene dos hijos pero hace años que no vienen a verla, viven en América, a veces le llega alguna carta y ella se emociona y se lo comunica a todos los vecinos a través de las ventanas que dan a la terraza. También forman parte de esta gran familia Rufo y Maruja, ya están jubilados, ambos eran maestros, tiene cuatro hijo, estos si que vienen mucho por  la casa, son buena gente, Pepe vive con un hermano los dos son solteros, uno fue funcionario en correos y el otro fue secretario de ayuntamiento, ambos jubilados, con un alto poder adquisitivo, son los más desahogados de toda la comunidad, pero no por ello dejan  de relacionarse con el resto del vecindario excepto con la Virtudes a la que nadie traga y por último Mayi y Fernando, matrimonio joven con tres hijos de corta edad, que son los que arrojaban todo lo que encontraban a la terraza de doña Virtudes, por lo tanto sus padres para evitar encontronazos con la susodicha colocaron tela metálica en la ventanas, pero aun así como cayera algo se encolerizaba. La vecindad ya pasa de ella y de sus amenazas continuas, en el fondo les da pena de ella, tiene una existencia tan pobre y vacia,
Así que nosotras teníamos gran cuidado que no nos viera, pero una mañana de agosto bajamos la guardia  ¡horror! Sin darnos cuenta estábamos las tres metidas en una bolsa trasparente camino no sabíamos de dónde ¡de pronto! Se paró en seco y sacándonos de su bolso nos mostró a un agente,  ¡estábamos en una comisaria! La Virtudes discutía y discutía con todo el que se iba encontrando en los distintos departamentos por los que íbamos pasando, a nosotras nos zarandeaba y mostraba continuamente, estábamos súper mareadas. Cuando... se abrió la puerta de un despacho, era el del comisario, que dando un puñetazo en una mesa dijo: al que vuelva a mencionar algo sobre unas puñeteras pelusas lo empapelo, y a usted señora o se va inmediatamente o la llevo al calabozo, y cogiendo la bolsa la tiró con rabia a una papelera. La Virtudes se fue la mar de enojada y sin rechistar.
En cuanto a nosotras tuvimos la gran suerte de que la bolsa se rompiera y pudiéramos salir. Con disimulo nos acercamos a la puerta y en cuanto esta se abrió salimos a las calle. Una suave brisa nos elevó pero nos faltaba un poco para llegar al alero. Habíamos descubierto un lugar que nos serviría de refugio tanto si llovía como si hacia sol, así mismo aunque se levantara un gran vendaval no nos arrastraría, pero no llegábamos por lo tanto  tuvimos que suplicar a la brisa que nos elevara un poco más y está así lo hizo y nos depositó en aquel lugar privilegiado. Desde donde podíamos otear una inmensidad de terreno y además en todo aquel territorio ocurrían infinidad de cosas con lo cual nosotras podíamos cotillear y divertirnos de la mañana a la noche, cerca de nosotras había un nido de jilguero con tres crías, la pareja nos deleitaba con sus cantos armoniosos. Definitivamente nos gustaba el lugar. Vimos venir a la comisaria varias veces a doña Virtudes, pero la pobre siempre salía escaldada.
Fin
A.R.G.

miércoles, 16 de diciembre de 2015

Visita de Luis Alberto Salcines trabajo del taller de caligrama


Luis Alberto SalcinesLuis Alberto salcines





Nos ha visitado Luis Alberto Salcines.  Una persona importante tanto en Torrelavega, ya que es su cronista oficial, como en Santander pues  está  implicado en todo lo tocante a la cultura. Licenciado en ciencias físicas,  fue profesor de  enseñanza secundaria, y hoy en día es comisario de exposiciones, colaborador en radios y televisiones, participa de una manera muy activa en jurados de literatura, poesía   y artes plásticas y ha coodirigido la galería el Puntasl 2 en Torrelavega y la sala de exposiciones Canela de Oviedo. Actualmente dirige el museo de Jesús otero en Santillana del mar y comparte con Javier Fernández rubio labores editoriales en el desvelo (nace para introducirse  en el mercado editorial  español pero haciéndolo desde Cantabria).
Hemos asistido a su conferencia, versada sobre el arte en la calle, la clase de Patrimonio y la del taller de prensa. Con él hemos aprendido sobre ese arte que por tenerlo ahí la mayoría de las veces no lo vemos. Así, nos hizo un barrido por las distintas obras escultóricas esparcidas por Santander recogidas en fantásticas fotografías. En concreto, por las  obras ubicadas en los  jardines de Piquio  (cuyo nombre le viene de su forma  en pico de barco adentrándose en el mar)  por los paseos y plazas, así como en la Magdalena y en la biblioteca de Menéndez Pelayo, donde nos mostró el abanico de artistas de nuestra ciudad y de fuera de ella, los más notables que no por ellos los otros son menos importantes sino menos conocidos.
De hecho, en toda Cantabria hay un sinfín de esculturas,  grafitis y mosaicos en fachadas, edificios… donde sus paredes frontales eran blancas y se han convertido en mosaicos  que reflejan la actualidad u oficios, como los grafitis destacados del artista cántabro Okuda.
También aprendimos sobre José cobo, que tiene unas cuantas obras, siendo la más singular la de los raqueros; José Villalobos y Miñor con su obra El poeta del mar  (el botas); mariano Benlliure, autor del monumento a Menéndez Pelayo; Manuel Cacicedo cuya obra encontramos en el parque de la Marga y que está dedicado a la vaca; Schlosser cuyas obras se encuentran ubicadas en el palacio de la Magdalena y en la estación de Feve; Gema Soldevilla, su  obra más notoria es la dedicada a José hierro y está representado por un gran cubo; y Javier soto también y su obra dedicada al  teniente Fuentes Pila.
Junto con los anteriores, Salcines también habló de Jesús Otero y los Hermanos Calderón, que han aportado su sabiduría y su arte en varias obras esparcidas por la ciudad. Gracias a él hicimos un barrido por los personajes y sus obras más destacado de la ciudad. Sin embargo,  aún han quedado varios en el tintero, así como obras de estos artistas u otros en Torrelavega. Por eso espero que tengamos la ocasión más delante de que vuelva y termine de hablarnos de las distintas obras que quedan por ahí, como el ángel de Comillas cuyo autor es Llimona, y en tantos lugares esparcidos por toda la provincia.
A.R.G.


martes, 8 de diciembre de 2015

LA SOLEDAD DE UNA RÍA




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La soledad de una ría
J. Montealegre.
Con toda probabilidad, este era el Portus Blendium de la época los romanos. Suances perteneció a la jurisdicción de Santander, con la que pleiteó en ocasiones para librarse de sus ataduras. De 1614 data la primera referencia a un grupo de pescadores asociados en San Martín de la Arena (los Cortiguera) 1695 el rey aprueba las ordenanzas de laCofradía de Pescadores de Nuestra Señora del Carmen. El trasporte marítimo de mercancías existente, no se incrementó hasta mediados 1947 que aparece por primera vez en la ría de San Martin de la arena, la draga Mancisidor, no fue la primera en estar dragando, pero si la mas importante, era de la clase denominada, rosario o noria, por su sistema de dragado, con ella también llego el remolcador, Leizaran y cuatro gánguiles, todos pertenecían a una rama administrativa del ministerio de O.P(obras publicas) de la época, cuyas siglas era C.A.H.O.S.P.E.(compañía administrativa de obras y servicios de puertos españoles) sus servicios fueron contratados por la empresa concesionaria de la ría en aquellos años era, la R.C.A.M, que tenía en propiedad barias gabarras y La Yuca un pequeño remolcador. El propósito hera profundizar y ensanchar más el canal, para la entrada de buques de más calado y mayor tonelaje, siempre respetando las balizas de tierra que indicaban el trazado del canal.
Las balizas se componían de postes con figuras geográficas arriba, así como aspas, círculos, cruces, paralelas, etc. eran siempre dos iguales, perpendiculares a la proa del barco, así señalaban como se debía de navegar por la ría, para no embarrancar. Estaban situadas de tal manera que al cruzarse dos buques nunca se llegaran a rozar.
Esto daba la seguridad aquellos vapores tan asiduos a navegar por sus aguas, como eran. EL VITO, ALLER, NICOLAS LA FUENTE, ARNAU, INOGEDO, CARTES, MERCADAL, y más buques, pero sería muy largo nombrarlos a todos, puesto que también había buques, como holandeses, noruegos y de otros países de Europa
La ría, fue hace unas décadas importante vía de navegación comercial para los puertos de Hinojedo y Requejada, llegando a su mayor tráfico marítimo, entre los años 1940 y 1970.Llegando a operar unos 14.148 buques en la segunda mitad del siglo XX. En esas décadas sus aguas eran oscuras, pero al llegar el pleamar la superficie se llenaba como un abanico de tonos alegres, gracias al reflejo que desprendían los colores vivos de los buques que por ella navegaban, eso y adivinar de que nacionalidad eran los vapores nuevos que llegaban, la dificultad era porque el viento no dejaba ver bien los colores de sus banderas, con eso se divertían algunas veces los jóvenes rivereños de la época.
Pero, los intereses económicos y la dejadez del dragado de la ría, se fueron llevando las mercancías al puerto de Santander. Tal fue el resultado de dicha decisión, que fue disminuyendo paulatinamente la entrada de los mercantes en dicha ría, la tristeza, falta de actividad y la soledad, empezó a adueñarse en ambos puertos.
Tanto es así, que en la actualidad, y en un día cualquiera, a la pleamar solamente se ven pequeñas embarcaciones. Que distinto aquellos días de gran influencia naviera por la ría, había jornadas, que entre salidas y entradas, cinco o seis buques aprovechaban la marea alta. Hoy ya no hay desfiles de colores en sus aguas, solamente en verano unas pequeñas embarcaciones de recreo atracadas en Suances, se pasean hoy, por las limpias aguas de la Ría de San Martin de la Arena
Jacinto Montealegre