Carta al director:
Señor don Miguel de Cervantes
Saavedra:
Me dirijo a usted para manifestarle mi
admiración por esa gran obra que escribió en su tiempo y que ha llegado a
nuestros días como si la acabase de escribir. Una sinopsis de acontecimientos y vivencias descritas
y vividas por sus protagonistas como una gran obra de la vida en la que pasan por
todo tipo de locuras, pero también de corduras, de gigantes que no lo son, de
magos que no están y de damas de alta alcurnia que tampoco son tan alta. Y es que en esta historia destaca una inexistente
Dulcinea del Toboso, cuyo nombre de verdad era Aldonza Lorenzo , y quien por
supuesto de dama nada y de Castillos con altas torres menos pues era más bien
una persona de posada, aunque su personaje se empeñó en encumbrarla como su
gran dama por la que luchar y hasta morir.
Pero con todo este galimatías que
va y viene de una historia a otra, de sucesos y acontecimientos que se
entremezclan una y otra vez, lo que usted le dio a esta obra no se ha vuelto a
crear ni se creará. Es una gran
enciclopedia donde tienen cabida el arte,
el teatro dramático, la filosofía pura, la historia, la geografía, la religión
y el latín.
Es por tanto una obra maestra de
la literatura medieval, en donde los libros de caballería estaban mal vistos por inverosímiles y llenos
de fantásticas historias absurdas, así como por románticas, vistosas, creativas,
e irreverentes. Todo esto renace de nuevo con su obra maestra Don quijote de la
Mancha.
Por ello toda la humanidad, o una
gran parte de ella, nos sentimos orgullosos de su persona y de su talento, por haber
creado tal personaje loco y cuerdo, que supo vivir sus aventuras como caballero
andante, que luchó contra molinos creyendo que era gigantes. Prometiendo a su
fiel escudero, Sancho, una ínsula que nunca tuvo y que es otro de los
personajes que le acompaña haciendo de escudero y que era un hombre de sabiduría popular, de refranes y de lo que
le iba enseñando la vida.
Todo esto y mucho más es su obra,
esa a la que le busco un seudónimo para así hacer que las críticas recayeran
sobre él, y cuyo nombre le dio por poner en moro: Cide Hamete Benegeli. Usted, Don Miguel de Cervantes Saavedra, el
manco de Lepanto, ese que se enfrentó a Lope de Vega intercambiando versos
ácidos e insultos y que nos dejó su legado. Una historia maravillosa y llena de
verdades y mentiras, de engaños y fidelidades, de amistad, de confesiones, de
creencias, de juramentos, de deslealtades, de abismos, pero también de enemistades, de amoríos, de
patrañas, y de aventuras inexistentes pero creíbles.
No sé si en donde usted está le
llegan noticias. Pero si es así le diré que su libro es la segunda obra literaria
más traducida del planeta sólo por detrás de la biblia. Por ello Gracias y felicidades por el cuatrocientos
aniversarios de la publicación de su obra
Un saludo y un fuerte abrazo de
parte de la humanidad y de la revista “Caligrama”.
A.R.G.