España es un ejemplo evidente de como la situación geográfica de un país puede determinar decisivamente su destino histórico. Situada en el extremo sur de Europa, ha sido el paso obligado de otros pueblos procedentes de äfrica y diversos paises mediterráneos.
Desde su más temprana historia, la península Ibérica ha conocido la presencia de muy diversas culturas y civilzaciones, las cuales han dejado su huella tanto en el arte como en el carácter de su habitantes.
De la fusión de íberos y celtas nació la raza celtibérica, base de la población peninsular. Posteriormente llegan los fenicios, los griegos, cartagineses, romanos, godos y árabes. En la lucha contra estos últimos se constituye la unidad nacional, que culmina con el reinado de los reyes Fernando e Isabes (Reyes Católicos) consolidado en 1479.
El descubrimiento de América y sus conquistas en Europa les proporcionan un vasto imperio primera potencia en los siglos XVI y XVII . Con los últimos reyes de la casa de Austria se inicia la decadencia de España, que se completará con los Borbones. La revolución de 1868 significó el triunfo del liberalismo, aunque no supuso el establecimiento de la justicia social. Tras el corto espacio de la Primera República, sobrevienen los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII. La abdicación de este último daría paso a la segunda República, abortada con el Alzamiento Nacional. La dictadura implantada con el general Franco, y que finalizaría con su muerte, quedaba atrás con la proclamación , como rey, de Juan Carlos , que aborda la ruptura con el pasdo y la recuperación de las libertades democráticas. Actualmente su superficie es de 504750 km cuadrados, incluidas las islas Canarias y Baleares.
