Nacido en Santander en 1831; muerto en 1888.
Fue el primero en estudiar los hallazgos de la cueva de Altamira.
Gracias al perro de un cazador que perseguía a una presa, fue descubierta la existencia de una cueva prehistórica en Altamira, provincia de Cantabria. No despertó mucho interés este descubrimiento y cuando Marcelino Sautuola la visitó por primera vez en 1875 no se percató del alcance de los tesoros artísticos que estaban ante sus ojos. Cuatro años más tarde volvió a visitar la cueva, esta vez acompañado de su hija de pocos años; Sautuola comenzó a excavar con el fin de desenterrar posibles objetos prehistóricos, mientras la niña observaba las paredes de la cueva; al poco rato descubrió las famosas pinturas que todo el mundo conoce y se lo comunicó a su padre, que inmediatamente apreció la importancia de semejante tesoro; Sautuola publicó el descubrimiento, pero casi todos los prehistoriadores de su tiempo lo tildaron de impostor. Fue necesario que el abate Breuil descubriera cuevas semejantes en Francia para que Sautuola, que ya había muerto, mereciera crédito
Sautuola, quien había muerto 14 años antes, no vivió para disfrutar la restitución de su honor, ni la posterior confirmación científica de sus premoniciones. Las modernas técnicas de datación científica han confirmado que las pinturas de la cueva de Altamira fueron creadas en un intervalo de tiempo entre 11.000 y 19.000 años. Los descubrimientos de Sautuola son una de las piedras angulares del estudio del arte Paleolítico.
