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viernes, 23 de noviembre de 2012

Belén viviente en España


Una tradición navideña muy única de España es la representación de belenes vivientes. En muchas poblaciones del país voluntarios, vecinos y gente anónima participa para dar vida a la escena del nacimiento del niño Jesús. Hay muchas ciudades y pueblos donde se representan estos belenes de Navidad, pero a continuación os presento una breve selección de 4 belenes vivientes que podéis visitar durante estas fiestas.

Belén viviente de Buitrago del Lozoya (Madrid)

Cuándo: 17, 18 y 25 de diciembre a las 18:30
Si estas fechas navideñas queréis visitar belenes vivientes en Madrid porque estáis en la ciudad o sus alrededores, os aconsejo hacer una pequeña escapada hasta Buitrago del Lozoya, a unos 50 minutos de Madrid. Este belén viviente está compuesto por 39 escenas y 200 actores, que a lo largo de 1.300 metros representan y escenifican momentos del nacimiento de Jesús y otros momentos bíblicos importantes. Se pueden ver diferentes trabajos y profesiones populares en aquella época, la anunciación de los pastores, la llegada de los Reyes Magos y muchas otras escenas que seguro os transportarán a la época de Jesús.
El acceso a las representaciones es gratuito, pero hay aforo limitado (2.500 personas), así que es aconsejable llegar un poco antes de la hora de inicio. Los que vengáis de fuera podéis reservar un hostal Madrid y aprovechar un fin de semana en la ciudad.

Juan Ramon Jimenez Platero y yo



 

Platero y yo

Primera edicion de 1914 de PLATERO Y YO
Estatua de Platero en Casa Museo J.R.J. de Moguer. Obra de León Ortega.
"Advertencia" de Juan Ramón Jiménez
Platero y yo es una narración lírica de Juan Ramón Jiménez que recrea poéticamente la vida y muerte del burro Platero, dedicado «a la memoria de Aguedilla, la pobre loca de la calle del Sol que me mandaba moras y claveles» y formada por breves capítulos. Es muy célebre el primer párrafo:
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
Cuando en 1917 se publicó la edición completa, compuesta por 138 capítulos (Editorial Calleja, Madrid), quedaba claro que Platero era un texto adulto, aunque por su sencillez y transparencia se adecuara perfectamente a la imaginación y al gusto de los niños. Algunos capítulos encerraban una cierta crítica social, revelando una dimensión del autor que muchos tardaron en advertir. El propio Juan Ramón, en un «prologuillo» a la edición aclaraba: «Yo nunca he escrito ni escribiré nada para niños, porque creo que el niño puede leer los libros que lee el hombre, con determinadas excepciones que a todos se le ocurren».
El poeta tenía la intención de ampliar el texto hasta los 190 capítulos; de hecho, existen tres adicionales, escritos en la década de 1920. Juan Ramón planeó también una segunda parte, denominada Otra vida de Platero, de la que incluso esbozó algunos títulos. Un proyecto que, como el de publicar Platero y yo en cuadernos sueltos, no llegaría nunca a ver la luz.
Por la cuadra en silencio, encendiéndose cada vez que pasaba por el rayo de sol de la ventanilla, revolaba una bella mariposa de tres colores...