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martes, 16 de octubre de 2012

Las Tertulias de Valle-Inclán España


Fot. Valle-Inclán, 1930 (Fotografía Alfonso, reproducida en diversas obras).



5 de Enero de 1936

La existencia de Ramón del Valle y Peña, el escritor español universalmente conocido como Ramón María del Valle-Inclán, fue realmente agitada. En su juventud se trasladó a México, donde para sobrevivir, se alistó en el ejército. Nunca tuvo la virtud del ahorro, y la paga de un soldado mexicano en 1892 no era precisamente esplendida, por lo que, cuando quiso volver a España, el cónsul de su país hubo de sufragar le el viaje, ya que de otra forma, no hubiese sido de extrañar que permaneciera en México el resto de sus días.
Valle-Inclán, que se definía así mismo como "feo católico y sentimental", era un hombre que prodigaba los juicios hirientes y sarcásticos, proferidos siempre en tono solemne e irrebatible. Nada tiene, pues, de particular que en las tertulias y cafés madrileños a que concurría, las trifulcas y altercados fueran frecuentes. en uno de ellos, el periodista Manuel Bueno le asestó un bastonazo en el brazo izquierdo. desgraciadamente, la herida se infectó, y, en 1889, Ramón perdía el brazo. de este hecho, Valle-Inclán, arrastrado por su imaginación, daba otra versión: en Sonata de Otoño, primera obra en que la critica y el público reconocieron su gran talento, Valle-Inclán explica que el heroico marqués de Bradomin, que era portador de un mensaje del rey carlista Carlos VII, fue herido por una bala enemiga al atravesar un río. La bala le hirió en el brazo izquierdo y hubo de amputarsele.
Y es que a este gran escritor le gustaba identificarse idealmente con los personajes de sus obras, en especial con este marqués de Bradomin, protagonista de las sonatas, una de las creaciones más hermosas de la lengua castellana.
A pesar de su vida aventurera, Valle-Inclán murió a los setenta años, en su galicia natal, el 5de enero de 1936.


Nibiru. Planeta de la Discordia


Nibiru sería un planeta propuesto por Zecharia Sitchin, basándose en la idea de que las civilizaciones antiguas habrían obtenido sus conocimientos y su desarrollo gracias a hipotéticos contactos con extraterrestres. Sin embargo, esta descripción es considerada inverosímil por científicos e historiadores.
En opinión de Sitchin, el planeta habría adquirido el nombre del dios babilonio Marduk a consecuencia de una usurpación del poder por parte de este dios en el 2024 a. C., atribuyéndose la creación de la Tierra mediante la falsificación en las copias del poema épico Enuma-elish.
Según la descripción de Sitchin sobre la cosmología sumeria, Nibiru sería el buscado «duodécimo planeta», o el Planeta X (que incluye la descripción de 10 planetas, más el Sol, y la Luna).
Igualmente indica que en la antigüedad se habría producido una catastrófica colisión de uno de sus satélites con Tiamat, un hipotético planeta también postulado por Sitchin, y que habría estado entre el planeta Marte y Júpiter; hecho que habría formado el planeta Tierra y el cinturón de asteroides. Además, según Sitchin, Nibiru habría sido el hogar de una poderosa raza alienígena, los Anunnaki. Como consecuencia de la colisión, según afirma Sitchin, el planeta Nibiru habría quedado atrapado en el Sistema Solar, volviendo al lugar de la colisión periódicamente en una órbita excéntrica. Más tarde vinieron a la Tierra.
Sitchin cita algunas fuentes que según él, hablarían sobre el planeta, que posiblemente sería una estrella (concretamente una enana marrón) que estaría en una órbita sumamente elíptica alrededor del Sol, la cual tuvo su perihelio hace aproximadamente 3600 años y un período orbital de unos 3600 a 3760 años. Sitchin atribuye estos datos a los astrónomos de la civilización maya.
En un libro recientemente publicado, titulado 2012: cita con Marduk, el escritor e investigador turco Burak Eldem presenta una nueva hipótesis, sugiriendo que son 3661 años los que duraría el período orbital del supuesto planeta y reclamando que habrá "una fecha de vuelta" para el año 2012. Según la teoría de Eldem, 3661 es un séptimo de 25 627, que es el ciclo total "de 5 años mundiales" según el calendario maya extendido. El último paso orbital de Marduk, añade, sucedió en el 1649 a. C. y causó grandes catástrofes sobre la Tierra, incluyendo la erupción de la isla Thera (en el mar Mediterráneo).
Según los seguidores de Sitchin, sus ideas estarían avaladas por su dominio en lenguas muertas como el sumerio, y asistidas por la traducción de piezas consideradas tesoros; aunque esto realmente no es científicamente un fundamento astronómico.
Marshall Masters, en uno de sus libros, apoya la hipótesis de la existencia del planeta Nibiru en nuestro sistema solar.1

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La opinión científica

La comunidad científica niega tajantemente la existencia de un planeta así,2 y ha realizado múltiples declaraciones en este sentido.3 Para los astrónomos, «las persistentes declaraciones acerca de un planeta cercano pero invisible son simplemente absurdas».2
Desde los foros científicos se alerta sobre una estrategia habitual para confundir y alimentar el mito de la existencia de este planeta, consistente en relacionar el planeta ficticio Nibiru con cualquier comentario acerca del Planeta X o con el planeta enano Eris.2
En 1930Clyde Tombaugh encontró el planeta Plutón, luego de una sistemática búsqueda iniciada por el Observatorio Lowell como resultado de las predicciones de Lowell acerca de la existencia de un miembro adicional en nuestro sistema solar. Sin embargo, se comprobó que la masa de Plutón era diminuta, y una vez analizada la órbita de Caronte (la luna de Plutón) se encontró que la masa del sistema era demasiado pequeña para afectar a la órbita de Neptuno. La búsqueda del Planeta X continuó.4
En 1983 se produjo el lanzamiento del satélite-telescopio infrarrojo IRAS. Basadas en las observaciones de este satélite, se publicaron unas declaraciones, y posteriormente en 1984 también un artículo científico en la revista Astrophysical Journal Letters, titulado “Unidentified point sources in the IRAS minisurvey” (‘fuentes puntuales no identificadas en el miniestudio de IRAS’), en las que se discutían varias fuentes infrarrojas detectadas de origen desconocido.2 Este artículo provocó gran revuelo, y el resurgimiento de todo tipo debulos y teorías conspirativas.4 No obstante, más tarde se descubriría que estos «objetos misteriosos» resultaron ser galaxias lejanas.2
En 2008, un equipo japonés anunció que según sus cálculos, debía existir un planeta no descubierto a una distancia de unas 100 UA.5 (la unidad astronómica es la distancia media entre la Tierra y el Sol: unos 150 millones de kilómetros) con un tamaño de hasta dos tercios del de la Tierra. Estos cálculos refuerzan la hipótesis de la existencia de un planeta X, pero nada hace pensar que su órbita pueda ser distinta a la del resto de objetos del cinturón de Kuiper.3

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