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lunes, 6 de febrero de 2012

CHRÉTIEN DE TROYES POETA Y ESCRITOR FRANCÉS

Chrétien de Troyes

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Chrétien de Troyes (hacia 1135 – hacia 1190) fue un poeta de la corte de Champaña. Se dice que es el primer novelista de Francia y, según algunos, el padre de la novela occidental.

[editar] Biografía

Se conoce muy poco sobre su vida. Se supone que nació en Troyes y estudió lenguas clásicas, incluido el griego. Antes de entrar en una orden monástica, se orientó, gracias a su precoz talento o a algún protector de fortuna, a una carrera como clérigo en la Corte de María de Francia, quien le habría encargado algunas obras, y, más tarde, a la de Felipe de Alsacia, conde de Flandes, a quien está dedicado Perceval o el cuento del Grial.
Fundamentándose en su nombre Chrétien, algunos creen que era un judío converso, tesis defendida por Philippe Walter. Sus narraciones transparentarían así una inspiración cabalística. Según otros su inspiración deriva del catarismo. Sea como fuere, sus orígenes, sin duda modestos, permanecen oscuros.
Su fuente de inspiración se encuentra en la tradición celta y en las leyendas bretonas (la llamada matière de Bretagne, en castellano materia de Bretaña). Pero él confiere a estos materiales una dimensión cristiana nueva, fuertemente impregnada por los cantares de gesta en lengua d'oil de la segunda mitad del siglo XII. El secreto de su arte reside en su capacidad de operar, según sus mismas palabras, la buena conjointure, esto es, la alianza sabiamente dosificada entre la forma y el fondo. Considerado como uno de los primeros autores de libros de caballerías, donde mito y folklore se unen admirablemente para formar narraciones de encuesta, restringe el recurso a los elementos sobrenaturales, que él subordina a la descripción refinada de los sentimientos humanos, e incluso a la denuncia de iniquidades o injusticias sociales.
Es uno de los iniciadores de la literatura cortesana en Francia, aunque rinde cuentas al deseo y la sexualidad, al encuentro de los autores que desarrollaron el género tras su muerte. Cinco de sus novelas han llegado hasta nosotros: Érec et Énide, Cligès, Lancelot ou le Chevalier de la charrette, Yvain ou le Chevalier au Lion, Perceval ou le Conte du Graal. Guillaume d'Angleterre, novela que le es a veces atribuida, es de autenticidad dudosa. Lancelot e Yvain aparecen como sus novelas más célebres y complementarias, tanto por su tema como por su factura. Chrétien de Troyes las habría compuesto hacia 1175: en la primera, trata de la oposición moral entre el sentido del honor y la pasión adúltera; en la segunda, de la dificultad de conciliar la aventura caballeresca y el amor conyugal. De forma muy original, las intrigas de estas dos novelas se van entrelazando y el narrador no necesita enviar al lector de una a la otra.
Habiendo inspirado a numerosos poetas en toda Europa, Chrétien de Troyes puede ser considerado como uno de los creadores de la novela medieval, sobre todo por la riqueza de sus obras y por la psicología compleja de sus personajes. Su genialidad e inventiva es notable, fue el primer autor en escribir sobre el Grial en una novela. Su larga notoriedad en una Europa medieval, donde los clérigos permanecen muy a menudo anónimos, subraya el valor excepcional de su talento y creatividad.
La temática gira alrededor del ciclo bretón o leyenda del Rey Arturo y sus caballeros de la Mesa Redonda. Es muy probable que haya conocido la Historia de los reyes de Britania, de Godofredo de Monmouth y que la obra le haya servido de fuente de inspiración.

[editar] Obras

[editar] Novelas

[editar] Otras obras

  • Philomena, una traducción de Las metamorfosis de Ovidio.
  • Un poema del roi Marc et d'Ysalt la blonde, presumiblemente sobre la leyenda de Tristán, que no se conserva.
  • Dos obras más son atribuidas a Chrétien, pero quizás falsamente:
    • Aventura de los recuerdos.
    • Guillaume d'Angleterre.

[editar] Enlaces externos

ALFRED CAPUS PERIODISTA FRANCÉS 1857

Alfred Capus

Alfred Capus, nacido a Aix-en-Provence el 25 de noviembre 1857 y muerto a Neuilly-sur-Seine el 1 noviembre 1922, es un periodista, novelista y dramaturgo francés.

Biografía

Hijo de un abogado marsellés, Alfred Capus hizo sus estudios secundarios a Toulon. Fallando a la ayuda deEscuela politécnica, entró aEscuela de Minas pero no obtuvo su título. Después de haber sido un tiempo delineante industrial, se orientó hacia el periodismo. Uno de los primeros artículos que hizo parecer llevaba la marca de su formación científica, puesto que se trataba de una necrología de Darwin. Pero es sobre todo por sus crónicas ligeramente caprichosas, publicadas en Galo, en El Eco de París y en La Ilustración que se hizo conocer. Escribió también varios artículos para Le Fígaro, bajo el seudónimo de “Graindorge”. A la muerte de Gaston Calmette, en 1914, Capus se volvió redactor principal de Fígaro. A este puesto, redactó con el más grande patriotismo, durante los cuatro años de Gran Guerra, el “boletín” diario.
Antes se había lanzado, en paralelo a periodismo, en el literatura, con una serie de novelas. Pero es a teatro que dio la plena medida de su talento con comedias ligeras que ponen en escena las costumbres de Bonito Tiempo.
Llamado a la Presidencia de Sociedad de los Literatos, comendador de Legión de honor, Se eligió a Alfred Capus porAcademia francesa el 12 de febrero 1914, por 16 voces, al sillón deHenri Poincaré. Una anécdota quiere que uno de sus intérpretes que preguntan a un velador si Capus entraría un día aAcademia francesa, el velador respondió por afirmativo; cuando se le pidió entonces cuánto veces debería presentarse, el mueble se puso a pegar golpes así repetidos que fue necesario lo decidir.
Alfred Capus en efecto había sufrido dos fracasos, contra Eugène Brieux al sillón de Ludovic Halévy en 1909, y contra Denys Cochin al sillón deAlbert Vandal en 1911, pero los “inmortales” supieron rendirle homenaje: Robert de Flers dicho de su directorio de comedias que era “uno más de los orgullos los los algunos y más raras de la escena francesa”. En cuanto a Édouard Estaunié, que pronunció su elogio sucediéndole, habló como uno “filosófico benévolo cuya ironía frecuentemente incisiva pero nunca que aflige se disipa en sonréir”. Se recibió a alfred Capus el 28 de junio 1917 por Maurice Donnay.

Sus obras

Teatro
  • Brignol y su hija (1895)
  • La Vena (1900)
  • Las Dos escuelas (1902)
  • El Châtelaine (creada por Lucien Guitry el mismo año)
  • Nuestra juventud (subida a Comédia Francesa en 1904)
  • Sr. Piégeois (1905)
  • Las Momentáneas (1906)

VOLCAN CONSEGUINA NICARAGUA

Volcán Cosigüina

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(Redirigido desde Cosigüina)
Cosigüina.jpg

Para los islotes, véase Islotes de Cosigüina.
Cosigüina
TipoEstratovolcán extinto
UbicaciónChinandega, Nicaragua
 • Coordenadas12°59′N 87°34′O / 12.98, -87.57
Altitud859 msnm
Última erupción1859
El Cosigüina es un volcán dormido al oeste de Nicaragua, departamento de Chinandega.
Este volcán protagonizó la erupción más violenta en la historia reciente de Nicaragua, el 22 de enero de 1835. Una gran parte del cráter explotó y volaron trozos que formaron islotes en el Golfo de Fonseca. Las cenizas alcanzaron una distancia de hasta 1400 kilómetros y llegaron hasta Jamaica y la ciudad de México. Las cenizas podían bloquear la luz del sol en un radio de 150 kilómetros.
Sufrió otra explosión de cráter central en 1859.
Limita al norte con el Golfo de Fonseca. En su interior se encuentra una laguna cratérica que cubre 1,5 km².

Volcan Cosigüina - Chinandega

Chinandega market - Nicaragua
Volcano Cosiguina
El volcan Cosigüina ocupa el centro de la Península que lleva el mismo nombre. Incluye farallones e islotes frente al Golfo de Fonseca en el extremo occidental de Nicaragua.
Es uno de los últimos refugios de vida silvestre en la costa del Pacífico de Nicaragua y tiene una extensión de 13,000 hectáreas y su cono truncado tiene una altura de 872 metors.
Una laguna cratérica ocupa el fondo de la caldera que se formó a consecuencia de la erupción y colapso del volcán en el Enero de 1835 ("es considerada la erupción más violenta ocurrida en Las Américas").
Su espejo se encuentra a unos 160 metros sobre el nivel del mar y a 700 m. por debajo del borde más alto de la caldera, con una extensión de 133 Ha. El color azul verdoso de sus aguas se debe a las emisiones de gases que llegan de su interior. Las paredes rocosas interiores son tan escarpado que hacen la laguna inaccesible.

CIMON GENERAL ATENIENSE

Datos bibliografícos
Era hijo de Milcíades, el vencedor de Maratón, y de Hegesípila, hija de Óloro, rey de los tracios sapeos o de los doloncos. Fue próxeno de Esparta en Atenas.
Tuvo tres hijos. Al mayor lo llamó Lacedemonio por la admiración que tenía al régimen político espartano. Sus otros dos hijos se llamaban Eolo y Tésalo.
Pertenecía a la aristocrática familia de los Filaidas. Con esta familia estaba relacionado Tucídides, cuya tumba se encontraba entre las de la familia de Cimón. Fue un gran general con éxitos como las batallas de Eyón, Esciro, Caristo y Eurimedonte.
Arquelao y Melantio, compusieron poemas en alabanza de Cimón.
Cornelio Nepote y Plutarco nos dicen que contrajo matrimonio con su hermana Elpinice, hija también de Milcíades y de madre distinta a Hegesípila. Calias, ateniense que había amasado una fortuna (quizá el mismo Calias que cita Plutarco como ladrón de gran parte del botín de Maratón) con la explotación de minas, propuso a Cimón que se la cediera por esposa, a lo que Cimón accedió para pagar la multa de cincuenta talentos heredada de Milcíades.
Las leyes de Atenas obligaban a los hijos de los ciudadanos con deudas al tesoro público a pagarlas bajo pena de perder sus derechos de ciudadano.

[editar] Carrera política

Fue estratego repetidas veces, la primera en 478 a. C. Cimón dispuso del favor popular y también del apoyo de las grandes familias nobles, lo que le confiríó un peso importante para la conducción de las campañas militares. Aristóteles dice al respecto:
Cimón en posesión de una hacienda principesca (tyrannikên ousian, literalmente «fortuna de tirano»), en primer lugar desempeñaba las liturgias públicas con gran esplendidez, y además mantenía a muchos de los de su demo: pues todo el que quería de los Lacíadas[1] podía ir diariamente a su casa y obtener una moderada provisión; incluso todas sus fincas estaban abiertas, para que el que quisiera podía disfrutar de la cosecha.[2]
Como hombre de estado, abogó por una política proespartana y por la continuación de la guerra contra Persia hasta la completa liberación del Egeo y de las ciudades griegas de Asia Menor, conforme a las directrices que inspiraron la creación de la Liga de Delos.
Se opuso a la política de otros dos grandes hombres de estado atenienses, Temístocles y Pericles. En el caso de Temístocles, que defendía una política de consolidación ateniense prescindiendo de las simpatías espartanas, logró su condena al ostracismo hacia el año 471 a. C.
Frente a su política filoespartana, en su enfrentamiento con Efialtes y Pericles, se impusieron las tesis y el antilaconismo del partido democrático, encabezado por Pericles y que condujo a la condena de Cimón al ostracismo en 454 a. C. Siete años después de su destierro, en el 454 a. C., fue invitado a volver a Atenas.

[editar] Carrera militar

Ayudó a Arístides el Justo a conseguir que los griegos de Asia menor y de las islas apoyaran a Atenas y no a Esparta, y mandó casi todas las operaciones militares de la confederación de Delos de 477 a 473 a. C. Obligó a Pausanias a abandonar Bizancio (477 a. C.), se apoderó de Eyón (476 a. C.), conquistó el valle del río Estrimón en Tracia (475 a. C.), después la isla de Esciro (475 a. C.) y persiguió a los piratas que saqueaban el mar Egeo y llevó triunfalmente a Atenas los supuestos huesos de Teseo, que estaban inhumados en Esciro.
Su primera acción militar fue una expedición contra los tracios edones, con miras a la toma en 476/475 a. C. de la ciudad de Eyón en poder de los persas y con la intención de colonizar, con el envío de diez mil colonos, el lugar llamado entonces Nueve Caminos y más tarde Anfípolis, territorio de los edones, pero fueron aniquilados por éstos y otras tribus tracias en Drabesco, también en territorio de los edones, los cuales se oponían a una fundación de tamaña envergadura en el interior, pero parece que toleraban los establecimientos costeros como Eyón. El desastre de esta expedición dio al traste con toda la empresa.
Luego sometió Esciro, isla del mar Egeo habitada por los dólopes y fundó allí una colonia.
Hacia el 473 a. C. dirigió una expedición contra los caristios, en Eubea. Venció a las flotas fenicia y chipriota en la batalla terrestre y naval del río Eurimedonte, en Panfilia. No hay acuerdo unánime para datar esta batalla, que según unos fue entorno al 467 a. C., otros las fechan en el 466 a. C. o principios del 465 a. C. y hay quien la sitúa incluso en el 469 a. C.
También venció en una batalla naval en otoño del 465 a los tasios.
Con el botín obtenido de estas guerras, fortificó la parte meridional de la acrópolis de Atenas.
Con 4.000 hoplitas acudió Cimón hacia el 462-461 a. C. en ayuda de Esparta para luchar contra la sublevación de sus esclavos, los hilotas, que se habían refugiado en la fortaleza natural del monte Itome, en Mesenia. Esta expedición debió de tener lugar después de que Cimón hubiera regresado de Tasos y tras la finalización del proceso emprendido contra él por Pericles y otros enemigos políticos. Esta expedición sólo se entiende por la política proespartana de Cimón.
En 462-461 a. C., Atenas se alió con Argos, enemiga tradicional de Esparta, y con Tesalia, poseedora de importantes fuerzas de caballería. Alianza que puso fin a la solidaridad panhelénica que se había establecido con motivo de las Guerras Médicas y que supuso un profundo cambio en la política exterior de Atenas y de Esparta.
La figura de Cimón se debilitó al ser aprobadas unas reformas constitucionales de Efialtes y por el desaire espartano por el asunto del asedio de Itome.
Tras finalizar la tregua del 466 a. C., de cinco años, entre atenienses y peloponesios por la que los atenienses renunciaban a la guerra en Grecia, Cimón emprendió en el otoño-invierno del 451 a. C., a instancias de Pericles, una expedición contra los persas para retomar Chipre. Después de una victoria inicial en Cilicia, en la que derrotó a Megabizo, puso sitio a la ciudad fenicia de Citio (la actual Lárnaca), en Chipre, donde murió de enfermedad o de una herida (450449 a. C.).
Según Plutarco,[3] el cuerpo de Cimón fue llevado a Atenas y enterrado en la tumba familiar. La tumba de Cimón que Nausícrates, también según Plutarco, habría visto en Citio sería un cenotafio.

BATALLA DE LAS TERMÓPILAS III

Preludio
En el mapa se pueden observar los avances griegos y persas hacia las Termópilas y Artemisio.
Parece ser que el ejército persa se desplazó a un ritmo algo lento a través de Tracia y Macedonia y que sería finalmente en agosto cuando llegaron a Grecia las noticias de la inminente llegada de los persas.[39] En aquella época los espartanos, líderes militares de facto de la alianza, estaban celebrando la festividad religiosa de las Carneas. Durante ese festival la actividad militar estaba prohibida por la ley espartana y, de hecho, los espartanos no llegaron a tiempo a la batalla de Maratón por estar celebrando el festival.[40] También se estaban celebrando los Juegos Olímpicos, por lo que debido a la tregua imperante durante su celebración habría sido doblemente sacrílego para los espartanos si marchasen en su totalidad a la guerra.[40] [41] En esta ocasión, sin embargo, los éforos decidieron que la urgencia era lo suficientemente importante como para justificar el envío de una expedición avanzada para bloquear el paso; expedición que estaría comandada por uno de los dos reyes espartanos, Leónidas I. Leónidas llevó consigo a 300 hombres de la guardia real, los Hippeis, así como a un número mayor de tropas de apoyo procedentes de otros lugares de Lacedemonia (incluyendo hilotas).[41] La expedición debería intentar agrupar el mayor número posible de aliados sobre la marcha y esperar a la llegada del ejército espartano principal.[41]
La leyenda de las Termópilas, tal y como la cuenta Heródoto, dice que los espartanos consultaron al Oráculo de Delfos ese mismo año sobre el resultado de la guerra. Se dice que el Oráculo dictaminó que, o bien la ciudad de Esparta sería saqueada por los persas, o bien debían sufrir la pérdida de un rey descendiente de Heracles.[42] Heródoto dice que Leónidas, en línea con la profecía, estaba convencido de que se dirigía a una muerte segura al no contar con unas fuerzas adecuadas para la victoria y que por eso eligió como soldados sólo a espartanos que contaran con hijos vivos.[43]
En el camino hacia las Termópilas el ejército espartano fue reforzado por contingentes procedentes de diversas ciudades, llegando a alcanzar una cifra superior a los 5.000 soldados en el momento en que llegaron a su destino.[44] Leónidas eligió acampar y defender la parte más estrecha del paso de las Termópilas, en un lugar en el que los habitantes de Fócida habían levantado una muralla defensiva algún tiempo atrás.[45] También le llegaron noticias a Leónidas, desde la cercana ciudad de Traquinia, de la existencia de un camino montañoso que podía ser utilizado para rodear el paso de las Termópilas. En respuesta, Leónidas envió a 1.000 soldados focidios para que se estacionaran en las alturas y evitasen esa maniobra.[46]
Finalmente el ejército persa fue avistado atravesando el golfo Maliaco y acercándose a las Termópilas a mediados de agosto,[47] y ante este hecho los aliados mantuvieron un consejo de guerra en el que algunos peloponesios sugirieron retirarse hasta el istmo de Corinto para bloquear el paso al Peloponeso.[48] Sin embargo, los habitantes de Fócida y Lócrida, regiones cercanas a las Termópilas, se indignaron por la sugerencia, y aconsejaron defender el paso a la vez que enviaban emisarios a pedir más ayuda. Leónidas se mostró de acuerdo con defender las Termópilas.[48]
Entre las curiosidades y leyendas que Heródoto cuenta de la batalla, a propósito del gran tamaño del ejército persa, es famosa la anécdota según la cual, en palabras del autor, el más valiente de los griegos fue el espartano Dienekes, pues antes de entablarse el combate dijo a los suyos que le habían dado buenas noticias, que le habían dicho que los arqueros de los persas eran tantos que «sus flechas cubrían el sol» y «volvían el día en noche» (ὡς ἐπεάν ὁι βάρβαροι ἀπιέωσι τὰ τοξεύματα τὸν ἥλιον ὑπό τοῦ πλήθεος τῶν οῒστών ἀποκρύπτουσι "que cuando los bárbaros disparan sus arcos, ocultan el sol bajo la cantidad de sus flechas") y que de este modo, si los persas les tapaban el sol, en lugar de tener que combatir bajo él, podrían luchar a la sombra (εἰ ἀποκρυπτόντων τὣν Μήδων τὸν ἥλιον ὑπό σκιή ἔσοιτο πρὸς αυτούς ἡ μάχη καὶ οὐκ ἐν ἡλίω).[49] Dienekes, y los espartanos en general, consideraban el arco como un arma poco honorable, ya que evadía el enfrentamiento cuerpo a cuerpo.
Jerjes envió un emisario para negociar con Leónidas. Ofreció a los aliados su libertad y el título de "Amigos del Pueblo Persa", indicándoles que serían asentados en tierras más fértiles que las que ocupaban en ese momento.[50] Cuando Leónidas rechazó los términos, el embajador le volvió a solicitar que depusiera las armas, a lo que Leónidas respondió con la famosa frase «Ven a buscarlas tú mismo» (en griego Μολών Λαβέ, que literalmente significa «ven y cógelas»).[51] Al fracasar la negociación la batalla se volvió inevitable. Sin embargo, Jerjes retrasó el ataque durante cuatro días, esperando que los aliados se dispersasen por sí mismos ante la gran diferencia de tamaño entre los dos ejércitos, hasta que se decidió finalmente a avanzar.[52]

[editar] Composición de los ejércitos

[editar] Ejército persa

Imagen de Jerjes I en un relieve en su palacio de Persépolis, en la actual Irán.
Las cifras sobre los soldados reunidos por Jerjes para la segunda invasión de Grecia han sido objeto de interminables discusiones, debido al gran tamaño que ofrecen las fuentes clásicas griegas. Heródoto defendía que Jerjes había reunido 2,5 millones de hombres solamente en personal militar, que a su vez iban acompañados por un número equivalente de personal de apoyo.[53] El poeta Simónides de Ceos, que era casi contemporáneo, habla de cuatro millones. Ctesias, por su parte, cifra en 800.000 hombres el tamaño total del ejército de Jerjes.[5]
La historiografía actual considera más o menos realistas los datos sobre los efectivos griegos y, durante muchos años, la cantidad ofrecida por Heródoto sobre los persas no fue puesta en duda. No obstante, a principios del siglo XX el historiador militar Hans Delbrück calculó que la longitud de las columnas para abastecer a una fuerza de combate de millones de hombres sería tan larga que los últimos carros estarían saliendo de Susa cuando los primeros persas llegaran a las Termópilas.[54]
Los historiadores modernos tienden a valorar las cifras de Heródoto y de otras fuentes antiguas como completamente irreales, resultado de cálculos erróneos o exageraciones por parte del bando vencedor.[55] El tema ha sido debatido en profundidad, pero parece que existe un consenso en lo referente al tamaño del ejército, que oscilaría entre los 200.000 y los 250.000 hombres, lo que en cualquier caso sería un ejército colosal para los medios logísticos de la época.[55] [56] Sean cuales fueran las cifras exactas, sin embargo, lo que sí que parece claro es que Jerjes estaba ansioso por asegurar el éxito de la expedición, para lo cual reunió a un ejército numéricamente muy superior tanto en tierra como en mar al de sus enemigos.[56]
También existen dudas sobre si en las Termópilas se encontraba reunido la totalidad del ejército persa de invasión. No está claro si Jerjes dejó previamente guarniciones de soldados en Macedonia y Tesalia, o si avanzó con todos los soldados disponibles. La fuerza de las Termópilas probablemente estaba compuesta por la mayoría del ejército de invasión, contando con alrededor de unos 200.000 hombres.[55] La única fuente antigua que comenta este punto es Ctesias, que sugiere que 80.000 persas lucharon en las Termópilas. Sin embargo, este relato es sólo fragmentario y ofrece errores graves, como por ejemplo una afirmación según la cual la batalla de Platea habría tenido lugar antes que la batalla de Salamina.[5]

[editar] Ejército griego

De acuerdo con las cifras que aportan Heródoto[44] [57] y Diodoro Sículo,[58] el ejército aliado estaba compuesto por las siguientes fuerzas

BATALLA DE LAS TERMÓPILAS ENTRE GRIEGOS Y PERSAS II

Fuentes
Artículo principal: Heródoto
Busto de Heródoto. Museo del Ágora de Atenas.
La fuente primaria principal en lo relativo a las Guerras Médicas es el historiador griego Heródoto. Este autor, que ha sido calificado como "El Padre de la Historia",[8] nació en el año 484 a. C. en Halicarnaso, en Asia Menor (una zona gobernada por el Imperio persa). Escribió su obra Historias entre 440 y 430 a. C., intentando encontrar los orígenes de las Guerras Médicas, que por entonces todavía eran un hecho relativamente reciente en la historia (las guerras acabaron finalmente en 449 a. C.).[9] El enfoque de Heródoto fue una completa novedad, al menos en la sociedad occidental, y por esta razón se considera que inventó la Historia tal y como la conocemos hoy en día.[9] El historiador Holland afirma sobre el particular que: "Por primera vez, un cronista se propuso encontrar los orígenes de un conflicto no en un pasado tan remoto como para que resultase fabuloso, ni en los caprichos o deseos de algún dios, ni en una afirmación del pueblo manifestando su destino, sino mediante explicaciones que pudiera verificar él personalmente."[9]
Muchos de los posteriores historiadores antiguos, a pesar de seguir sus pasos, menospreciaron a Heródoto y se consideraron a sí mismos seguidores de Tucídides.[10] Sin embargo, Tucídides eligió comenzar su historia a partir del punto en donde terminó Heródoto (en el sitio de Sestos), por lo que debió considerar que éste había hecho un trabajo razonablemente bueno resumiendo la historia anterior. Plutarco, por su parte, criticaba a Heródoto en su ensayo Sobre la malignidad de Heródoto, describiéndole como "Philobarbaros" (amante de los bárbaros) por no haber sido suficientemente pro griego. Esto sugiere que Heródoto pudo haber realizado un buen trabajo en lo que a neutralidad se refiere.[11] A la Europa del Renacimiento acabó llegando una visión negativa sobre Heródoto, si bien su obra continuó leyéndose de forma habitual.[12] Sin embargo, a partir del siglo XIX su reputación fue rehabilitada drásticamente por los descubrimientos arqueológicos que fueron confirmando de forma repetida su versión de los hechos.[13] La visión que prevalece actualmente sobre Heródoto es que, en general, hizo un buen trabajo en su Historia, aunque algunos detalles específicos (en especial el número de soldados y las fechas) deberían observarse con escepticismo.[13] Por otro lado, sigue habiendo algunos historiadores que consideran que Heródoto inventó gran parte de su historia.[14]
El historiador siciliano Diodoro Sículo, que escribió en el siglo I a. C. su obra Biblioteca histórica, en la que también ofrece el relato de las Guerras Médicas, se basó parcialmente en el historiador griego Éforo de Cime. Sin embargo, su relato es bastante consistente en comparación con el de Heródoto.[15] Además, las Guerras Médicas también reciben la atención, con menor detalle, de otros historiadores antiguos, entre los que se incluyen Plutarco y Ctesias, y también aparecen en obras de otros autores, como en Los persas, del dramaturgo Esquilo. Las evidencias arqueológicas, tales como la Columna de las Serpientes, también ofrecen un respaldo a algunas de las afirmaciones concretas de Heródoto.[16]

[editar] Trasfondo histórico

Artículo principal: Guerras Médicas
La expansión constante de los griegos por el Mediterráneo, tanto hacia oriente como occidente, llevó a crear colonias en las costas de Asia Menor. Estas colonias se ubicaron en territorios controlados por el Imperio aqueménida, que siempre les concedió un elevado grado de autonomía,[17] a pesar de lo cual los colonos helenos siguieron aspirando a la libertad absoluta. Se sublevaron contra el poder imperial y obtuvieron algunas victorias iniciales, pero conocían su inferioridad ante el coloso asiático, por lo que pidieron ayuda a los griegos continentales. Los espartanos se negaron en un principio, pero los atenienses sí los apoyaron, dando comienzo a las Guerras Médicas.
Las ciudades estado de Atenas y Eretria apoyaron la revuelta jónica contra el Imperio persa de Darío I, la cual tuvo lugar entre los años 499 y 494 a. C. Por aquella época, el Imperio persa era todavía relativamente joven y, por tanto, más susceptible de sufrir revueltas entre sus súbditos.[18] [19] Además, Darío no había accedido al trono pacíficamente, sino tras asesinar a Gaumata, su predecesor, lo que había supuesto la necesidad de extinguir un serie de levantamientos en su contra.[18] Por todo ello, la revuelta jónica no era un tema menor, sino una verdadera amenaza a la integridad del Imperio, y por ese motivo Darío juró castigar no sólo a los jonios, sino también a todos aquellos que hubiesen estado involucrados en la rebelión (especialmente a aquellos pueblos que no eran parte del Imperio).[20] [21] Además, Darío vio la ocasión de expandir su poder hacia el fraccionado mundo de la Antigua Grecia.[21] Por ello, envió una expedición preliminar bajo el mando del general Mardonio en 492 a. C. para asegurar el acercamiento a tierra griega reconquistando Tracia y obligando al reino de Macedonia a convertirse en vasallo de Persia.[22]
En 491 a. C. Darío envió emisarios a todas las poleis de Grecia, solicitando la entrega 'del agua y la tierra' como símbolo de su sumisión a él[23] y tras la demostración del poder persa del año anterior, la mayoría de las ciudades griegas se sometieron. Sin embargo, Atenas juzgó a los embajadores persas y los ejecutó lanzándoles a un foso. En Esparta, simplemente fueron arrojados a un pozo.[23] [24] Esto provocó que Esparta también estuviera, oficialmente, en guerra con Persia.[23]
Darío comenzó a preparar en 490 a. C. una misión anfibia bajo el mando de Datis y de Artafernes, la cual comenzó con un ataque sobre Naxos y la posterior sumisión de las Cícladas. La fuerza invasora se trasladó luego a Eretria —ciudad de la isla de Eubea—, que asedió y destruyó.[25] Finalmente, se dirigió hacia Atenas y desembarcó en la bahía de Maratón, en donde se encontró con un ejército ateniense al que superaba en número. Sin embargo, en el enfrentamiento de los dos ejércitos en la batalla de Maratón, los atenienses obtuvieron una victoria decisiva que supuso la retirada del ejército persa de Europa y su retorno a Asia.[26]
Esparta no participó en la batalla contra los persas. Atenas, con la finalidad de hacer frente a la invasión, solicitó ayuda a los espartanos para luchar pero, como se ha dicho, el origen del problema residía en las colonias griegas en Asia, y Esparta no había fundado ninguna ni tampoco las había ayudado en la rebelión. Por tanto, los lacedemonios no se sentían implicados. Tanto es así que no acudieron a la batalla de Maratón por estar celebrando las fiestas de Apolo Carneo (llamadas Carneas).
Mapa de Grecia en el que se muestran las distintas invasiones persas que tuvieron lugar durante las Guerras Médicas.
En cualquier caso, y tras la derrota, Darío reaccionó comenzando a reclutar un nuevo ejército de inmenso tamaño, con el que pretendía sojuzgar Grecia. Sin embargo, sus planes se vieron interrumpidos cuando, en 486 a. C., se produjo una revuelta en Egipto que obligó a posponer indefinidamente la expedición.[19] Darío murió durante los preparativos para marchar contra Egipto y el trono de Persia pasó a su hijo, Jerjes I.[27] Jerjes aplastó la rebelión egipcia y rápidamente retomó los preparativos para la invasión de Grecia que, al tratarse de una invasión a gran escala, necesitaba una larga planificación que permitiese acumular las provisiones necesarias y para reclutar, equipar y entrenar a los soldados.[28] Jerjes decidió construir puentes sobre el Helesponto para permitir a su ejército atravesar desde Asia hasta Europa, y cavar un canal a través del istmo del monte Athos (canal de Jerjes) para que lo atravesasen sus naves (una flota persa había sido destruida en 492 a. C. mientras rodeaba ese cabo).[29] Estas obras de ingeniería eran operaciones de una gran ambición que estaban fuera del alcance de cualquier otro estado contemporáneo.[29] Finalmente, a comienzos de la década de 480 a. C., se completaron los preparativos para la invasión, y el ejército que Jerjes había reunido en Sardes marchó en dirección a Europa, cruzando el Helesponto sobre dos puentes flotantes.[30]
Los atenienses, por su parte, también se habían estado preparando para afrontar una guerra contra Persia desde mediados de la década de los años 480 a. C. Finalmente, en 482 a. C. se tomó la decisión, bajo la guía del estadista ateniense Temístocles, de construir una masiva flota de trirremes, imprescindible para que los griegos pudiesen enfrentarse a los persas.[31] Sin embargo, los atenienses carecían de la capacidad y la población suficiente para enfrentarse al enemigo a un mismo tiempo en tierra y en el mar, por lo que para combatir a los persas necesitaban llegar a una alianza con otras poleis de Grecia. En 481 a. C. el emperador Jerjes envió embajadores por toda Grecia solicitando de nuevo la tierra y el agua, pero omitiendo deliberadamente a Atenas y a Esparta.[32] Sin embargo, algunas ciudades fueron alineándose con estos dos estados líderes, para lo cual se celebró un congreso de poleis griegas en Corinto a finales del otoño de 481 a. C.,[33] del que surgió una confederación aliada de ciudades estado. Esta confederación tenía el poder de enviar emisarios solicitando ayuda y de enviar tropas desde los estados miembros hasta los puntos de defensa tras haberlo consultado conjuntamente. Este hecho en sí mismo era de gran trascendencia en atención a la desunión que había existido históricamente entre las ciudades estado, y en especial si se tiene en cuenta que muchas de ellas estaban todavía técnicamente en guerra unas con otras.[34]
La confederación volvió a reunirse en la primavera de 480 a. C. Una delegación tesalia sugirió que los aliados se reunieran en el angosto valle de Tempe, en las fronteras de Tesalia, para bloquear el avance de Jerjes.[35] Se envió una fuerza compuesta por 10.000 hoplitas al valle, considerando que el ejército persa iba a verse obligado a atravesarlo. Sin embargo, una vez ahí fueron avisados por Alejandro I de Macedonia de que el valle podía ser atravesado y rodeado por el paso Sarantoporo, y de que el ejército persa era de un tamaño inmenso, por lo que los griegos se retiraron.[36] Poco después recibieron la noticia de que Jerjes había atravesado el Helesponto.[35]
Temístocles sugirió entonces una segunda estrategia a los aliados. La ruta hacia el sur de Grecia (Beocia, Ática y el Peloponeso) exigía que el ejército de Jerjes atravesase el estrechísimo paso de las Termópilas. Este paso podía bloquearse fácilmente con los hoplitas griegos a pesar del abrumador número de soldados persas. Además, y para evitar que los persas superaran la posición griega por mar, los navíos atenienses y aliados podrían bloquear el estrecho de Artemisio. Esta estrategia dual fue finalmente aceptada por la confederación.[37] Sin embargo, las ciudades del Peloponeso prepararon planes de emergencia para defender el istmo de Corinto en el caso de que fuera necesario, a la vez que las mujeres y niños de Atenas fueron evacuados en masa hacia la ciudad peloponesia de Trecén.[38]