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sábado, 14 de enero de 2012

ALANOS RAZA DE PERRO AUTOCTONA DE ESPAÑA

Alano español

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Alano español
Alano-espanol-0003.jpg
Nombres alternativos
Bulldog Español
País de origen
Bandera de España España
Clasificación y estándar de la raza
No reconocido por ninguna organización cinológica internacional
RSCE:Grupo 2Est
El alano español es una raza de perro de agarre o presa, su tamaño es medio y se considera como raza autóctona de España. De orígenes muy antiguos. Al mezclarse se crean otras razas como el perro de toro en España, el alano de vautre (agarre) en Francia, el antiguo bulldog en Inglaterra, el extinto Bullenbeisser en Alemania o el propio dogo argentino.

[editar] Características y funciones

Moloso ligero de presa y corredor. La funcionalidad tradicional es el manejo de ganado bovino bravo y semibravo, de tronco ibérico, en régimen extensivo, así como la caza mayor, como perro de diente para la sujeción de ciervos y jabalíes. Su aplicación moderna es de guarda y de defensa, así como para guarda de ganado frente a cualquier tipo de depredador.

[editar] Historia

Guerreros sármatas.
Algunos autores consideran que el alano español desciende del antiguo perro llamado alaunt que utilizaban los alanos tanto para la guerra como para el manejo de ganado vacuno, tumbando toros como buen can de agarre, desde la época del imperio Sármata en Asia central, en el siglo I de nuestra era.[1]
La existencia de perros alanos en España data de hace varios siglos, aunque no está muy claro cuál fue su origen. Algunos creen que esta raza de moloso fue extendida por Europa por los alanos en el siglo IV y que fue llevada a la península Ibérica y al norte de África por los vándalos.
En 1350 publica el rey Alfonso XI su Libro de la montería, y en el siglo XV se publica el Tratado de la montería, anónimo, en el cual se realiza una profunda descripción somática del perro. Cuando se hablaba de perro alano, todos sabían que se trataba de un presa corredor que para justificar su nombre debía reunir determinadas características: con cabeza fuerte, de proporciones longuilíneas, grupa alta y buenos huesos. También su carácter quedaba claramente definido por su función de perro de agarre; «no tomando por hambre ni por premio, sino por naturaleza instinto» (hoy lo llamamos instinto de presa). De lo que no cabe duda es de que estos perros estaban muy extendidos, como lo prueba su aparición en pinturas, por ejemplo los alanos que plasma Velázquez en La cacería del hoyo, que se encuentra en la National Gallery de Londres, los de Goya en su Captura de un toro o los de un grabado del romántico francés Blanchard. Asimismo son nombrados por Cervantes y Lope de Vega «alanos de los tercios».

[editar] Llegada a España

Se cree, según la hipótesis más probable, que llegaron a la península Ibérica acompañando al pueblo alano, poco después de la caída del Imperio Romano, sobre el siglo V. Se trataba de ejemplares robustos y primitivos, los alanos utilizados principalmente para la guerra, la caza y la ganadería. Más tarde, sus inmejorables cualidades psicofísicas (robustez, valentía y lealtad) hacen al alano jugar un notabilísimo papel como miembro de los ejércitos españoles, especialmente durante la conquista del continente americano. Las primeras referencias escritas sobre el alano aparecen en el medievo, de la mano de Gonzalo de Berceo, en 1247. Datos más completos los encontramos en 1347, en el libro de la montería, de don Alfonso XI El justiciero. Otras menciones de importancia sobre el alano digna de mención se produce en Utrera en 1603, por parte de fray Francisco de Tamayo.

[editar] Conquista de América

En la conquista del Nuevo Mundo desempeñaron un papel fundamental los perros, animal desconocido por los indígenas. Éstos, sumados a los caballos, armaduras y arcabuces contribuyeron al triunfo. Fueron el terror de los nativos. Así, los relatos de la época no escatimaban descripciones impresionantes como las siguientes:
El fraile Bernardino de Sahagún refiere testimonios de indios atacados por «perros enormes, con orejas cortadas, ojos de fiera de color amarillo inyectados en sangre, enormes bocas, lenguas colgantes y dientes en forma de cuchillos, salvajes como el demonio y manchados como los jaguares».[2] La descripción tiene un inevitable tono de admiración y temor; no olvidemos que en la época precolombina (antes del arribo de los conquistadores) los indios poseían perros de pequeña talla y cuerpo menudo. De esta suerte, los indígenas denominaron a los canes de los españoles una «diabólica invención».
Grabado de Francisco de Goya en que muestra cómo los alanos derriban toros.
De Bartolomé Colón y Fontanarossa, hermano del descubridor y adelantado y gobernador de La Española, dicen las crónicas que empleó 200 hombres, 20 caballos y 20 alanos; fue el «debut» de los alanos en la Conquista de América.

[editar] Valentía

El alano es avalado principalmente por su enorme valentía, haciéndose especial mención a la hora de enfrentarse con el jabalí, despreciando incluso su propia vida. Durante estos siglos sus funciones han variado poco: perro de guerra, ganadero (especialmente para el bovino), caza mayor y guardería. Es en el siglo XVIII cuando aparecen los primeros testimonios escritos del alano, sobre su participación en la fiesta del toro bravo.
Sus cualidades traspasarán las fronteras españolas, llegando a ser muy significativas las exportaciones, tanto al continente americano como a países de Europa, como Francia, Inglaterra o Alemania, con el fin de mejorar sus propias razas, especialmente el bulldog inglés y el dogo de Burdeos. Incluso la prensa internacional se hace eco de sus características, tal y como ocurrió en 1873 en la prensa británica, donde se describe minuciosamente a un ejemplar de presa español (alano) llamado Toro, diciendo así: «...luchando sujeta a su adversario únicamente por la cabeza, es silencioso e inmune al dolor...».

[editar] Declive

A finales del siglo XIX o principios del XX, comienza el declive del alano, motivado por múltiples factores: exclusión de los ejércitos, cambios en la tradición de la montería y la actividad ganadera, exclusión definitiva de la fiesta del toro y costumbre. Esto produjo la sustitución progresiva de los alanos por otras razas importadas, en la mayor de las veces de una manera injustificada. Años después, se llega incluso a especular sobre la posible desaparición de los alanos, puesto que su última aparición publica se produce en Madrid, en el año 1963 (exposición en el parque del Retiro). Pero no habían desaparecido, quedaron algunos resquicios poblacionales en determinadas áreas marginales, de difícil acceso, como son ciertos montes de Cantabria, País Vasco, Burgos, Salamanca… Dichos resquicios de población lograron sobrevivir gracias a sus cualidades funcionales, puesto que para los ganaderos y cazadores de la zona, ajenos a toda moda y con un envidiable sentido de la practicidad, sencillamente no había un animal mejor para esos cometidos que el alano.
Hoy en día, y gracias a la excelente labor de recuperación de algunos profesionales y estamentos públicos, el alano prácticamente, se mantiene inalterado, se trata de un perro de presa medio, fuerte, ágil y muy serio. Especialmente dotado para el manejo de ganado bovino, para la caza mayor y para la guarda. Poco ladrador por naturaleza, muy resistente tanto al dolor como a las enfermedades, suele mostrarse receloso y desconfiado con los extraños y sumiso y muy cariñoso con su dueño y familia.
El alano es un animal lento en su desarrollo, alcanzando su madurez, física y psíquica, sobre los dos años. A partir de ese momento nos encontraremos con un animal poderoso, decidido y muy noble. Como se trata de un perro seleccionado primordialmente por su predisposición al trabajo, existe cierta variedad de «tipos», desde los alanos más ligeros, especialmente dotados para la caza, hasta los más pesados, aptos para la actividad ganadera y la guarda (líneas ganaderas o antiguo perro de toro). Quizás en los últimos tiempos se esté prestando menos atención a estos últimos, en pro de las líneas más acordes para la caza. Tal vez los amantes de este tipo de alano (perro de toro), tengan que plantearse su viabilidad como raza independiente.
Estatua de Ponce de León en la Plaza de San José en San Juan.

[editar] Canes célebres

  • Becerrillo, su amo era Juan Ponce de León, combatió a los caribes, este perro era de color bermellón, de gran talla e inteligencia, reconocía a los indígenas dóciles, mientras que con los belicosos era implacable. Murió víctima de una flecha envenenada.[3] [4]
Vasco Nuñez de Balboa aperreó al cacique Torecha y a cincuenta putos que halló allí, echaba a todo vicioso a los Alanos, pensando que los justicieros mordían a los pecadores.De estos perros que emplean en los combates se refieren cosas maravillosas: se tiran a los indígenas armados lo mismo que a fugaces ciervos o jabalíes cuando se los azuza. Acaeció a veces no ser necesario usar las espadas, flechas ni otros dardos para derrotar a los enemigos que salían al encuentro, pues en haciéndoles señal y soltando los perros que iban delante del escuadrón, aterrorizados por la torva mirada y los inauditos ladridos de los perros, vacilaban y abandonaban la pelea y las filas, asombrados de la prodigiosa invención.
Como consecuencia de la continuada intervención de Leoncico en las campañas promovidas por Núñez de Balboa, una serie de mitos y leyendas surgieron sobre la figura de este perro. La mayoría de estas se encontraban apoyadas por los escritos de los cronistas españoles, en los que se afirmaba que los dientes del animal habían adquirido un color rojo de tantos nativos a los que matara y que en casi todas las contiendas acababa con la vida de más indígenas que cualquier soldado del ejército.

[editar] Estado actual de la raza

En 1880 queda prohibida la suerte de «perros al toro» y por este motivo las plazas de toros dejaron de mantener perros.[5] Por otra parte, al dejar de practicarse «caza en ronda», se pasa a organizar de otro modo las montería de modo que ya no es interesante que las reses caigan agarradas por los perros, sino que lleguen a los puestos donde está apostado el montero, quien es el que paga el entretenimiento. Por esta circunstancias las rehalas se deshicieran de los alanos que tenían.
Antaño un perro era útil si realizaba alguna tarea, el alano español «dejó de tener trabajo» tras la selección de razas de ganado vacuno más dóciles, así esta raza retrocede a una velocidad vertiginosa hasta su casi completa extinción. Afortunadamente unos pocos individuos permanecieron en la comarca de las Encartaciones y Valle de Mena ligados a los trabajos ganaderos que exigía la ya también escasa población de bovinos de raza Monchina. Estos pocos ejemplares fueron los utilizados en los años ochenta para la recuperación de la raza que hoy vuelve a contar con una extensa población distribuida por todo el territorio español.

LOS ALANOS POBLADORES DE ESPAÑA

Los alanos «occidentales» y los vándalos
Migraciones alanas y vándalas en los siglos IV y V. Rojo: migraciones; Naranja: expediciones militares; Amarillo: áreas de asentamiento.
Alan kingdom hispania.png
Vandal alan kingdom 526.png
Alrededor del año 370, los alanos fueron barridos por los hunos y se dividieron en varios grupos, algunos de los cuales huyeron al oeste. Una parte de esos alanos occidentales se unieron a las tribus germánicas de los vándalos y suevos en su invasión de la Galia romana. Gregorio de Tours destaca en su Liber historiae Francorum (Libro sobre la historia de los francos), que el rey alano Respendial salvó la batalla para los vándalos en un choque con los francos cerca del Rin el 31 de diciembre de 406. Según este historiador, otro grupo de alanos, conducidos por Goar cruzaron este río por esas fechas, pero al punto se unieron a los romanos y se asentaron en la Galia.
Si seguimos el derrotero de vándalos y suevos en la Península Ibérica (la entonces Hispania) en 409, los alanos se asentaron en las provincias de Lusitania y Cartaginense: «Alani Lusitaniam et Carthaginiensem provincias, et Wandali cognomine Silingi Baeticam sortiuntur» (Hidacio). Los vándalos silingos se asentaron en la Bética, los suevos en la Galicia costera y los vándalos asdingos en el resto de Galicia.
En 412, el rey alano Atax o Attaces conquistó la ciudad de Emérita Augusta (Mérida) y estableció en ella su corte durante seis años, hasta que en 418 murió en una batalla contra los visigodos y esta rama de los alanos, por consiguiente, apeló al rey vándalo asdingo Gunderico para que aceptara la corona alana. Aunque algunos de estos alanos permanecieron en Iberia, la mayoría se dirigió al norte de África con los vándalos en 429. Los posteriores reyes vándalos de esta zona se hacían llamar Rex Wandalorum et Alanorum (Rey de los vándalos y de los alanos).
En la Galia, los alanos en un principio conducidos por Goar se asentaron en diversas áreas, sobre todo cerca de Orleans y Valence. Bajo este rey se aliaron con los burgundios de Gundahario (Gunther), con quienes entronizaron al emperador usurpador Jovino. Con el sucesor de Goar, Sangiban, los alanos de Orleans desempeñaron un papel crucial al repeler la invasión de Atila en la Batalla de Chalons. Tras el siglo V, sin embargo, los alanos de la Galia se sumieron en las luchas territoriales de los francos y los visigodos y dejaron de tener la independencia de antes. Flavio Aecio congregó a numerosos alanos en la región de Armórica para reprimir los levantamientos. El nombre bretón de Alan (antes que el francés Alain) y muchas poblaciones con nombres relacionados a «alano», como Alanville, son considerados popularmente como evidencias de que un contingente de este pueblo se asentó en la Bretaña.
En la Península Ibérica se centraron en las provincias romanas de Lusitania y Cartaginense. Llegaron a ser conocidos más tarde por sus cacerías masivas y sus perros de pelea, que aparentemente introdujeron en Europa. Una raza de esos canes, que sobrevive en el País Vasco, aún lleva el nombre de «alana». Normalmente los utilizaban en las cacerías de osos y para guardar el ganado. Pero no solo eso. Una parte del grupo de alanos germánicos junto con visigodos se establecen en la parte noreste de la península y según Encyclopædia Iranica dan su nombre a Cataluña, cuyos pobladores se llaman los Got-Alanien.[1]
Actualmente la ciencia genética ha descubierto una distribución geográfica de los marcadores genéticos que han convencido a algunos investigadores de que existe una conexión entre la antiquísima y profunda herencia sármato-alana y el grupo G de línea paterna del ADN, especialmente el G2 (enlace en inglés).

[editar] Alanos y eslavos

Las tribus alanas que moraban al norte del mar Negro pudieron haberse trasladado hacia el noroeste, hacia la actual Polonia, mezclándose con los pueblos eslavos para convertirse en los ancestros de las naciones eslavas históricas (especialmente serbios y croatas). Inscripciones del siglo III encontradas en Tanais, un pueblo situado en el río Don (Rusia), menciona una tribu alana de la zona llamada horoatos o horuatos (croatas). El historiador Ptolomeo identifica a los serboi como una tribu sármata que vivían al norte del Cáucaso y otras fuentes señalan que eran una tribu alana de la estepa del Don-Volga del siglo III.
Existen documentos donde aparecen de nuevo estos nombres en el siglo V, en los que los serboi o serbios se establecieron al este del río Elba, en la actual Polonia occidental, y los croatas en la Galitzia polaca. Las tribus alanas probablemente migraron hacia el noreste y se asentaron entre las tribus eslavas, dominándolas, movilizándolas y finalmente asimilando su cultura. En 620 el Emperador Bizantino Heráclito invitó a croatas y serbios a que expulsaran a los ávaros túrquicos, asentándose entre grupos eslavos anteriores y convirtiéndose con el tiempo en los antepasados de los modernos serbios y croatas. Algunos permanecieron en el Elba y sus descendientes son los modernos sorbios. Las crónicas bizantinas y árabes del siglo X describen a un pueblo llamado Belochrobati (Croatas Blancos) que vivían en el alto Vístula, un área conocida más tarde como Hrobatia.

[editar] Los alanos «orientales» y los hunos

Otros alanos permanecieron bajo el control de los hunos. Estas tribus orientales, aunque dispersas a lo largo de las estepas hasta la Edad Media, fueron obligados a dirigirse al Cáucaso cuando entraron los mongoles, donde se convirtieron en los modernos osetos. Su adalid más famoso fue Aspar, el magister militum del Imperio bizantino durante la década de 460. Asimismo, conformaron una red de alianzas tribales entre los siglos IX y XII.
Mapa con la localización de los alanos 650 d. C.

[editar] La Alania medieval

En el siglo VIII surgió un reino alano consolidado, llamado en las crónicas de la época Alania, en las montañas del Cáucaso norte, aproximadamente en lo que hoy en día es Circasia y Osetia del Norte-Alania. Su capital era Maghas y desde ahí controlaban la importantísima ruta comercial del Paso de Daryal. En la época tenía una salida al mar, hacia la antigua ciudad portuaria de Phasis (Poti), en la Cólquide (Georgia occidental).
En los primeros años del siglo IX, el reino alano del Cáucaso cayó bajo el Janato jázaro. Eran fieles aliados de los jázaros y les apoyaron contra la coalición conducida por Bizancio durante el reinado del rey jázaro Benjamín. Según el autor anónimo del Documento de Cambridge o Carta de Schechter, muchos alanos se habían convertido al judaísmo en esta época. Sin embargo, a principios del siglo X, cayeron bajo la influencia del Imperio bizantino, seguramente debido a la conversión de su líder al cristianismo. Los bizantinos, que habían adoptado una política exterior anti-jázara, involucraron a los alanos en una guerra contra el Janato durante el reinado de Aaron II, aproximadamente por el año 920. Los alanos fueron derrotados y su rey capturado. Según las fuentes musulmanas, como la crónica de al-Mas'udi, los alanos abandonaron el cristianismo y expulsaron a los misioneros y al clero bizantinos precisamente en estos años y a causa de estos hechos. El hijo de Aaron se casó con la hija del rey alano y así Alania se alió de nuevo con los jázaros hasta el colapso de éstos en 960.
A partir de ahí, los reyes alanos se aliaron con frecuencia con los bizantinos y con varios gobernantes georgianos en busca de protección contra las incursiones de los pueblos de la estepa como los pechenegos y los cumanos (polovtsianos). Su alianza con Georgia culminó en 1187, cuando el príncipe alano David Soslan se casó con la reina Tamara. Las princesas alanas medievales también se desposaron con los gobernantes rusos descendientes de Rurik más de una vez. Por ejemplo, santa María Oseta, que fundó el Convento de las Princesas en Vladímir, era la esposa de Vsevolod III y abuela de Alexander Nevski.

[editar] Religión, lengua e historia tardía

En los siglos IV y V los alanos fueron en parte cristianizados por misioneros bizantinos de la iglesia arriana. En el siglo XIII, los recién llegados mongoles invadieron la zona y empujaron a los alanos orientales mucho más al sur del Cáucaso, donde se mezclaron con los nativos y sucesivamente fueron formando tres entidades territoriales con desarrollos muy diferentes. Aproximadamente en 1395, el ejército de Tamerlán invadió el norte del Cáucaso y masacró a la mayoría de la población alana.
Con el tiempo, la provincia de Digor fue quedando bajo la influencia islámica y kabardí; de hecho fue a través de estos últimos (una tribu circasiana del este) que el Islam se introdujo en la región en el siglo XVII. Los tuallag en el sur quedaron en lo que hoy es Georgia y los irones, el grupo del norte, quedaron en la parte rusa tras 1767, lo que afianzó la fe ortodoxa considerablemente. Muchos de los osetios de hoy son cristianos ortodoxos.
Los descendientes lingüísticos de los alanos, que viven en varias repúblicas autónomas de Rusia y Georgia, hablan el osético, que pertenece al grupo de lenguas iranias nororientales, como único sobreviviente del dialecto escito-sármata que en su día se extendía por la estepa del mar Negro y Asia Central. El osético moderno tiene dos dialectos principales: el digor, que se habla en la parte occidental de Osetia del Norte; y el iron, que se habla en el resto de la república. Una tercera rama, el jassico (jász), se hablaba antiguamente en Hungría. La lengua literaria, basada en el dialecto iron, fue fijada por su poeta nacional, Kostá Jetagúrov (1859–1906).
Hay una pequeña comunidad en el oeste de Irak que se denominan alanis. Parece que tienen antepasados iranios o turcos y son musulmanes sunníes. El nombre de alanis probablemente lo adoptaron en un intento de reclamar para sí la descendencia de la legendaria tribu. Sin embargo, están muy arabizados. Presentan muchas similitudes raciales con los caucasianos y utilizan incluso «alani» como apellido. No es raro encontrar personas pelirrojas o rubias entre ellos, aunque al casarse comúnmente con los árabes ahora tienen una gran variedad de fenotipos: hay algunos que presentan rasgos mongoles, lo que podría probar que tienen antepasados altaicos y no iranios, ya que las tribus túrquicas poseen un gran porcentaje de sangre mongola. En ocasiones se les ha relacionado con las doce tribus perdidas de Israel, con los hunos, con los jázaros y por supuesto con el ejército tártaro del jan Hulagu que invadió Iraq. La última teoría la desarrollaron los chiíes, quienes aborrecen a los alanis, por su gran influencia política y cultural en la sociedad iraquí. Los chiíes extremistas los tildan de «perros sucios» y «cerdos» que deben ser exterminados por completo. La conexión histórica con los alanos está basada, no obstante, en leyendas y habladurías. Racialmente son diferentes de los árabes semitas, ya que se parecen más a la rama altaica. Probablemente hayan venido de Siberia y Asia Central en el año 478 d. C., según una leyenda que los situaba en el norte del Cáucaso o Turkestán.

LOS SUEVOS PUEBLO GERMANICO ASENTADOS EN ESPAÑA

Las fuentes
Para este período, o al menos para gran parte del mismo, las fuentes principales son las obras de Isidoro de Sevilla y las de dos cronistas testigos de los acontecimientos que relatan: Hidacio, natural de Chaves (Portugal) comarca del actual Limia/Lima, y Paulo Orosio, natural de Braga.

[editar] Entrada en el Imperio romano y asentamiento en Hispania

Escudo de armas de la ciudad de Coimbra en su configuración del siglo XV.[1] Según una leyenda local atribuida a Bernardo de Brito,[2] [3] el dragón heráldico representaría el emblema del rey suevo Hermerico, mientras que el león sería el del rey Ataces de los alanos. Estos símbolos fueron considerados por la comisión de la Catedral de Lugo, según atestigua un documento presentado el 15 de febrero de 1669 a la Junta del reino y recopilada en 1927 por el historiador Pablo Pérez Costanti, en su obra "Notas Viejas Galicianas", editada por la Xunta de Galicia,[4] durante el debate sobre los símbolos del Reino de Galicia:
(...) de aquí tuvo principio y se originó borrar el Dragón verde y León rojo (armas de los Reyes suevos que al tiempo tenían en este Reyno su corte), y trasladar al dorado campo del escudo de sus armas, la Hostia, no dentro de vaso Sacramental oculta (...)
.
Dirigidos por su rey Hermerico, en diciembre de 406 y en compañía de otros pueblos germánicos cruzaron el Rin, que estaba helado, a la altura de Maguncia, penetrando en el Imperio romano. Durante dos años se movieron a sus anchas por las Galias, dedicándose al saqueo y el pillaje. En 409, junto con vándalos y alanos penetraron en Hispania, atravesando el Pirineo Occidental. Estos pueblos asolaron el norte de la península, hasta que en 411 suevos y vándalos asdingos se asentaron en la provincia de Gallaecia, firmando un pacto (foedus) con el emperador Honorio y estableciendo su centro político en Bracara Augusta (actual Braga, en Portugal). Pronto surgieron desavenencias con los vándalos, los cuales se dirigieron a la Bética y posteriormente pasaron al África romana. Debido a su escaso número (apenas unos 30.000), los suevos estuvieron agrupados.
Su régimen de gobierno era la monarquía. Los reyes suevos se extienden desde Hermerico hasta Andeca, que en el 585 fue derrotado por el rey visigodo Leovigildo. En su Historia Sueborum, Isidoro de Sevilla deja constancia de que el Regnum Sueborum duró exactamente 177 años y fecha erróneamente su inicio en el 408 (ya que los suevos no penetraron en la península Ibérica hasta el 409).

[editar] Primera etapa (hasta 469)

El área territorial del reino de los suevos, así como su centro de gravedad, fueron variando con el tiempo. En un principio, el grueso de la población sueva se asume que se asentó entre la desembocadura del Duero y la ría de Vigo. Tras la marcha de los visigodos de la Península en el 418, los vándalos se enfrentan a los suevos, derrotándolos en la batalla de los montes Nervasos, y sólo la intervención de los romanos los salva del desastre. Los vándalos abandonan posteriormente la Península para instalarse en África, dejando a los suevos como único pueblo bárbaro en Hispania. Requila comenzó una etapa de expansión, logrando tener bajo su control toda la península salvo la Tarraconense (en poder del Imperio), trasladó su capital de Braga a la capital lusitana, Mérida, y derrotó en el 446 a Vito, general romano que intentó parar la expansión sueva. En el 453 Requiario, su sucesor, firma la paz con los romanos, entregándoles la Cartaginense, pero en el 456 decide pasar a la ofensiva invadiendo la Cartaginense. Esto provoca la intervención de los visigodos, que derrotan a los suevos en la batalla del río Órbigo (456, cerca de la actual Astorga). Los visigodos persiguieron a los fugitivos hasta Braga, que saquearon, y ejecutaron a Requiario, al que habían capturado, dejando como rey a Agiulfo, que cometió innumerables tropelías, provocando una guerra civil que traería un periodo de caos en el reino. Esto impidió una ulterior expansión del reino suevo, que a partir de ese momento quedaría limitado al noroeste de la Península Ibérica.
En los años siguientes se sucedieron las luchas entre distintos pretendientes al trono, con una activa participación visigoda. Remismundo consiguió unificar el reino, y durante su reinado los suevos se convirtieron al arrianismo.

[editar] Período oscuro (469-558)

Entre 469 y 558 hay una laguna histórica debido a la escasez de fuentes. Sólo consta el nombre del rey Teodemundo.

[editar] Etapa final (558-585)

La península Ibérica hacia 560.
Máxima extensión del reino suevo.
Los suevos empiezan a reaparecer en la historia a mediados del siglo VI. Por esta época, el rey Charriarico o Karriarico o Carriarico (c. 550-559) introdujo el catolicismo, según el testimonio de Gregorio de Tours, al invocar a San Martín de Tours, gracias a cuya intercesión un hijo del rey se habría curado de una grave enfermedad, tras lo cual se trajeron unas reliquias del santo al reino suevo. La sustitución del arrianismo por el catolicismo pudo llevar aparejadas situaciones de tensión de las que, sin embargo, no hay noticias. Isidoro cita como primer rey católico a Teodomiro (559-570).
Asimismo, a finales del siglo V y principios del VI, contingentes de población celta procedentes de Gran Bretaña y huyendo de las invasiones anglosajonas se instalan en la costa lucense, aproximadamente entre el río Eo y la ría de Ferrol. Esta población se organizó en torno a una diócesis propia con sede en Britonia (lugar que los expertos identifican habitualmente con la actual parroquia de Santa María de Bretoña, ubicada en el municipio lucense de Pastoriza). Su participación en los asuntos del reino queda atestiguada por la participación de su obispo Mailoc en los Concilios de Braga de los años 561 y 572.
En tiempo de Charriarico parece haber predicado en el reino suevo otro Martín, San Martín Dumiense o de Braga (c.520-580), luego arzobispo de Braga, de quien se dice que realizó la conversión de muchos suevos arrianos (quizás Gregorio de Tours confunda a ambos santos) y que influyó notablemente en Teodomiro, al principio de cuyo reinado (hacia el 560), cuando ya se había consolidado el catolicismo, estableció varios monasterios en el reino, entre ellos el de Dumium cerca de Braga, del que fue abad hasta que los obispos del reino le aclamaron como Obispo (metropolitano) de Braga el 567.
El 575 Leovigildo, rey de los visigodos, penetró en las montañas de la actual provincia de Orense, que aparentemente deberían haber estado bajo control del rey de los suevos. A caballo entre los territorios actualmente leoneses —donde los visigodos aún no habían establecido su poder antes del 573 (y que debieron independizarse después de 457)— y las tierras de los suevos, habían surgido señoríos locales de vinculación incierta, probablemente iniciados después del 457, al debilitarse el reino suevo, y consolidados posteriormente hasta lograr una independencia efectiva (el reino suevo no había intentado combatir con los visigodos ni siquiera en los momentos de mayor debilidad de éstos, con Atanagildo, cuando otros rivales aparentemente menos poderosos se atrevían a desafiarle). Y tampoco consta que en ningún momento intentaran someter las regiones asturleonesas, que antes les habían pertenecido y luego debieron autogobernarse, ni Cantabria, donde en cambio penetraban los vascones. En esta zona Leovigildo hizo prisionero a un señor local (loci senior) llamado Aspidius, junto a su esposa e hijos, y se adueñó de sus dominios. Aspidius gobernaba al parecer sobre un pueblo conocido por araucones o aregenses, que dieron nombre a las montañas de la zona.
No se sabe si fue a consecuencia de ello que se inició en 576 una guerra con los suevos o, como parece más probable, la conquista del dominio de Aspidius fuera ya el primer episodio de la misma, tras la cual Leovigildo continuaría su progresión. El rey suevo Miro (570-583) solicitó la paz, probablemente basada en un reconocimiento del poder visigodo en los dominios de Aspidius y quizás otros territorios, accediendo a ella Leovigildo. Pudo influir en el ánimo del rey el conocer la noticia de la rebelión de los campesinos de la Oróspeda Occidental (Sierra Morena). La paz quedó firmada el 577 probablemente con un vasallaje suevo al reino visigodo.
Unos años después el rey suevo Miro marcha con su ejército a territorio visigodo. Según unos autores, los suevos acudían para ayudar al rebelde Hermenegildo contra su padre Leovigildo. Fueron cercados y Miro hubo de rendirse y jurar fidelidad al rey visigodo. Según otros, Miro llegó con sus tropas, tomó parte en las operaciones al lado de su supremo señor Leovigildo y contribuyó a la toma de Sevilla. Juan de Biclaro asegura que se permitió a Miro entrar en Sevilla, donde murió poco después (583), pero Gregorio de Tours afirma que se retiró a sus dominios en Gallaecia donde falleció este mismo año. Para Isidoro de Sevilla, en su Historia de los suevos, y para Juan de Biclaro, Miro acudió en ayuda de Leovigildo; puede suponerse que su ejército hubo de participar en las operaciones de sitio de Sevilla, desde el principio o una vez derrotado. Si Miro tomó parte en el sitio de Sevilla al lado de Leovigildo, entraría en la ciudad el 583 y moriría poco después, aunque podría ser cierta la versión de Gregorio de Tours indicando que se retiró a sus dominios (tal vez ya estaba enfermo) dejando quizás a una parte de su ejército en Sevilla, muriendo nada más llegar, el mismo año 582. Si, como dice Gregorio de Tours, ayudaba a Hermenegildo, sería derrotado, pudiendo entrar en Sevilla (por concesión del rey) donde murió el 582 o 583 (antes o después de la toma de la ciudad por el rey) o pudo retirarse a sus dominios el mismo 582, muriendo el 582, o bien ya el 583 después de la ¨conquista de Sevilla.
Desde el 583 o 584 reinó en el reino suevo Eborico, hijo del rey Miro que había jurado fidelidad a Leovigildo mediante un tratado antes de morir. Eborico firmó un tratado de paz con Leovigildo, según Gregorio de Tours, lo cual debió acontecer el 583. Hacia el año 584 el rey suevo fue destronado por su cuñado Andeca (Odiacca) y encerrado en un monasterio. El nuevo rey casó con la esposa de Eborico, llamada Sisegutia, sin que se sepa si Andeca se separó o había enviudado de su matrimonio anterior (con la hermana de Eborico). Pero Leovigildo reaccionó y en 585, simultáneamente a la guerra con Borgoña (que llevó su hijo Recaredo), invadió el reino suevo, lo devastó y capturó a Andeca al que hizo tonsurar (entrar a formar parte de la clerecía), lo que le inhabilitaba para reinar, y lo envió a Pax Julia (Beja). Además, las naves que hacían las travesías comerciales entre el reino suevo y territorios francos pertenecientes a Gontrán de Borgoña fueron destruidas. El tesoro real suevo cayó en poder del vencedor, y los territorios del reino suevo pasaron a ser posesión visigoda, convirtiéndose en una nueva provincia. Como los suevos se habían convertido al catolicismo durante el reinado de Teodomiro, padre de Miro, Leovigildo restauró el arrianismo, y se sabe que obispados arrianos se restablecieron en los territorios suevos (seguramente doce), pues cuatro obispos se convirtieron después al catolicismo en el III Concilio de Toledo en 589; los obispos arrianos nombrados por el rey visigodo convivieron con los católicos.
Apenas el rey visigodo salió del país, los suevos se rebelaron y aclamaron como rey a un noble llamado Malarico. Pero la rebelión fue sofocada por fuerzas visigodas sin necesidad de la intervención de Leovigildo.

[editar] Esplendor cultural suevo

Las fuentes de la época coinciden en reconocerle al reino Suevo-Galaico un elevado nivel cultural, alcanzado seguramente en varios campos, aunque hagan más hincapié en la sabiduría y destreza literaria de San Martín Dumiense.
La producción literaria de Martín Dumiense se extendió a los campos canónico, litúrgico y ascético-moral. Casi todas sus obras tienen un destinatario concreto, lo cual revela la intensa actividad intelectual que, con centro en Dume (y en Braga cuando Martín asume la dignidad metropolitana), irradia por Galicia en todas direcciones, en especial hasta las sedes episcopales.
Apenas más se sabe de la vitalidad artística y cultural de la Galicia del siglo VI y se padece una desorientación en lo referente a la actividad constructora.
No se pone en duda la transmisión hasta la actualidad de una cantidad relativamente abundante de obras menores, entre las que destacan las laudas sepulcrales, procedentes de diferentes necrópolis(algunas tan relevantes como las de San Martiño de O Grove, y sobre todo la descubierta en el subsuelo de la catedral de Santiago de Compostela). Ya Sarmiento identificó las denominadas "laudas de estola" como propias del período germánico (entre los siglos VI y VII) y hoy en día también mantiene Schlunk la autoría sueva, destacando la lápida procedente de Tui con la inscripción HIC REQUIESCAT MODESTA como una de las escasísimas muestras de escritura de aquel momento. Este mismo autor enumera piezas de orfebrería (pendientes, broches) encontradas en diferentes lugares del reino que califica como bizantinas, confirmación de tendencia general mantenida en el reino por el siglo VI, así como de contactos culturales con el Mediterráneo.

El concilio II bracarense (ordenado por el rey suevo Miro en 572) incluye disposiciones relativas a la construcción de nuevas iglesias y a la consagración de las ya existentes, de lo que se deducen dos evidencias: que muchas, en efecto, ya existían (bien desde la baja época romana, bien desde la conversión del siglo V) y que a lo largo del siglo VI se desenvolvió una actividad constructora y reconstructora intensa, impulsada por una iglesia fortalecida por la monarquía católica sueva (entonces los visigodos eran arrianos). Por otra parte, se conservan testigos de iglesias, como la futura catedral de Orense, del 550, o el palacio episcopal de Iria Flavia, del 572; la de San Martiño de Churío (Irixoa, Betanzos), y la iglesia de San Pedro de Rocas (Orense); se demuestra, por lo tanto, que muchas de las iglesias catalogadas como visigodas en el territorio de la vieja Gallaecia bien pueden ser suevas antes que visigodas.
La iglesia de Santa Comba de Bande está catalogada como visigoda basándose en su análisis morfológico, dando por supuesto que el arco de herradura es exclusivamente propio de esa cultura. A continuación se constituye un grupo de construcciones bajo esa catalogación: Santa Comba de Bande, São Pedro de Balsemão (Viseu), São Frutuoso de Montelios (Braga), San Pedro de la Nave (Zamora), pero la inconsistencia cronológica para ubicarlos en el siglo VII es manifiesta. Un documento de Celanova fue utilizado para datar la erección de Santa Comba de Bande en el año 672 y, a partir de ese dato, considerándolo sólido, se confirman las otras obras estilísticamente semejantes, para las que de hecho por sí mismas no existe datación fija. De esta forma se constituye un círculo vicioso, cuando además resulta que el tal documento de Celanova no autoriza semejante cronología.
De ser así estaríamos en condiciones de sospechar que obras estilísticamente semejantes pudieran haber sido erguidas en época sueva, no visigoda, en especial aquellas de rasgos más comunes y específicos.
Los supuestos motivos célticos (transmitidos posteriormente a lo largo del románico gallego) hablan de una hechura autóctona, pero la influencia oriental o bizantina cobra mayor lógica en el contexto del siglo VI, cuando los contactos del reino suevo-gallego apuntaban en esa dirección y no los del visigodo. Díaz y Díaz reconoce que esos contactos establecidos por la Galicia del siglo VI con Oriente permiten explicar ciertos detalles de las obras artísticas gallegas. Por eso no debe extrañar que algún autor tenga catalogada la iglesia de Montelios como suevo-bizantina, atendiendo a un criterio tipológico extensible a las demás.
Se sabe de sobra que el elemento estructural más característico de estas construcciones es su peculiar arco de herradura, convertido en emblema del arte visigodo; sin embargo, sin entrar en la consideración de que suevos y visigodos llegasen a compartir el mismo recurso arquitectónico.

HISTORIA DE ESPAÑA

Historia de España

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Cristóbal Colón tomando posesión de los territorios del Nuevo Mundo.
La historia de España es la propia de una nación europea, abarcando tanto el periodo comprendido desde la prehistoria y la creación de la Hispania romana, pasando por la Hispania visigoda, Al-Ándalus, los reinos cristianos, la Monarquía Hispánica y la formación y caída del imperio español, hasta la formación del moderno Estado-nación y la instauración del actual Reino Constitucional español.
Los primeros humanos llegaron al territorio de la actual España hace 800.000 años. Durante los milenios siguientes el territorio fue invadido y colonizado por celtas, fenicios, cartagineses, griegos y hacia el 200 a. C. la mayor parte de la Península comenzó a formar parte del Imperio romano. Tras la caída de Roma, se estableció el Reino visigodo. Dicho reino se inició en el siglo V y se mantuvo hasta comienzos del siglo VIII. En el año 711 se produjo la primera invasión musulmana desde el Norte de África; en pocos años el Islam dominaba gran parte de la Península Ibérica. Durante los 750 años siguientes, se establecieron reinos moros independientes, aunque el área dominada por los musulmanes era conocida conocía con el nombre global de al-Ándalus. Mientras gran parte del resto de Europa permanecía en la Edad Oscura, al-Ándalus florecía cultural, científica y artísticamente.
De modo simultáneo se produjo la Reconquista, por la que los primeros reinos cristianos de lo que se acabaría convirtiendo en España buscaron arrebatar el territorio a los musulmanes. Comenzada aproximadamente en 722 con la rebelión de Don Pelayo y partiendo desde el Norte, avanzó durante los siglos VIII a XV culminando con la conquista de Granada en 1492. Durante este periodo los reinos y principados cristianos se desarrollaron notablemente; gradualmente en un proceso de concentración, la unión de los dos más importantes, Castilla y Aragón, por el matrimonio en 1469 de los Reyes Católicos (Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón) posibilitaría la formación del Reino de España.
En 1492 los Reyes Católicos financiaron el proyecto del explorador Cristóbal Colón de buscar una nueva ruta comercial con Asia a través del océano Atlántico. Su llegada al Nuevo Mundo y la consecuente conquista de América llevaron a la creación del Imperio español. Durante los siguientes siglos España se alza como actor central de los asuntos europeos y mundiales. Durante siglos XVI y XVII tendría lugar también la época de apogeo de la cultura española conocida como Siglo de Oro. Sin embargo, durante este periodo se produce también la expulsión de los judíos y musulmanes (en 1492) y por el establecimiento y posterior hegemonia de la Inquisición.
El imperio colonial, cuyos últimos restos España mantuvo bajo su control hasta finales del s. XIX, incluía América del Sur (con la excepción de la zona bajo dominio portugués), grandes zonas de América del Norte en diverso grado de influencia o control, las islas Filipinas en Asia, así como enclaves de diversa importancia en las costas en África. Incluía además numerosas posesiones en Europa (los Países Bajos españoles, el Ducado de Milán, el Reino de Nápoles o el propio Reino de Portugal hasta 1640), la mayoría de ellas perdidas tras la paz de Utrecht de 1713.
España mantuvo durante este período diversos enfrentamientos con sus vecinos de la Europa continental, especialmente con Inglaterra (incluyendo el fracaso de la conocida como Armada Invencible) y Francia. Con la muerte de Carlos II en 1700, la Austrias se extinguió para dejar paso a la de los Borbones tras la Guerra de Sucesión. España fue perdiendo progresivamente su preponderancia militar y tras sucesivas bancarrotas el país redujo paulatinamente su poder; a finales del siglo XVIII ya se había convertido en una potencia de segundo orden.
El tres de mayo de 1808 en Madrid, pintura de Goya mostrando los fusilamientos de la resistencia española a manos de las tropas de Napoleón.
La Francia de Napoleón invade la Península; meses después, el 2 de mayo de 1808, se inició la sublevación popular que desembocaría en la Guerra de la Independencia española, clave para la concepción misma de la nación. Durante la guerra y tras la expulsión de los franceses en 1814, España sufrió la progresiva desintegración de la mayoría de su imperio americano. El siglo continuó caracterizándose en la metrópoli por la inestabilidad política y la puja entre liberales, republicanos y partidarios del Antiguo Régimen. Entre 1873 y 1874 tuvo lugar la I República. La llegada de la Revolución industrial a finales del siglo elevó el nivel de vida de una clase media que empezaba a ampliarse en algunos núcleos principales; sin embargo la Guerra Hispano-Estadounidense de 1898 (conocida como el Desastre del 98), con la pérdida de la mayoría de los restos del imperio, supuso un profundo choque en la sociedad española.
Mientras el nivel de vida crecía (en parte por la neutralidad española en la Primera Guerra Mundial) y la integración con el resto de Europa progresaba, la inestabilidad política marcaba el primer tercio del siglo XX. Tras la salida del país de Alfonso XIII, en 1931 se proclamaría la II República, que acabaría en 1936 con un golpe de estado militar y la subsiguiente guerra civil, que se saldaría en 1939 con la victoria del bando acaudillado por el General Franco. Desde entonces el país se sumergió en la dictadura franquista, que se mantuvo hasta la muerte del dictador en 1975.
España fue oficialmente neutral durante la Segunda Guerra Mundial; a las décadas de posguerra, marcadas por la pobreza y la represión política, siguió un importante crecimiento económico durante las décadas de los 60 y los 70, en un país que permanecía cultural y políticamente reprimido. Tras la muerte de Franco y la aprobación de la Constitución de 1978, en el transcurso de la conocida como Transición comenzó una transformación gradual del país hacia la consolidación de la actual democracia (cuyo Jefe de Estado es el rey Juan Carlos I), con un desarrollo económico paralelo que la ha colocado de nuevo entre los países más desarrollados del mundo (España fue el 12º país del mundo por PIB en 2010 según el FMI).
España ingresó en la Comunidad Económica Europea (actual UE) en 1986 bajo el gobierno socialista de Felipe González. Se Organizaron la Copa Mundial de Fútbol de 1982 y los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. En 2002, bajo el gobierno conservador de José María Aznar se adoptaba el euro como moneda oficial. En 2005, con de nuevo los socialistas de José Luis Rodríguez Zapatero en el poder, España se convirtió en la primera nación del mundo en permitir el matrimonio y derecho de adopción a las parejas del mismo sexo. En 2011 los conservadores de Mariano Rajoy volvieron a obtener el poder.

Prehistoria
Hembra de Homo antecessor.
La historia de la presencia humana en la Península Ibérica se remonta a unos 800.000 años, tras el descubrimiento de uno de los primeros antepasados de los seres humanos en el yacimiento de la Gran Dolina en Atapuerca (Burgos) y al que se ha bautizado como Homo antecessor.
Mucho más reciente es la presencia del hombre de Neanderthal, datando en unos 60.000 años sus primeros restos en Gibraltar.
Los primeros Homo sapiens aparecen hace 15.000 años. Las dos especies humanas anteriores se extinguieron, por lo que hay que considerar estos asentamientos como el origen del sustrato pre-indoeuropeo.
Durante el Paleolítico Superior, hace unos 16.000 años, la cultura Magdaleniense estaba presente en Asturias, Cantabria y parte del País Vasco, cuya aportación más notable lo representan las pinturas rupestres de las Cuevas de Altamira. Al Paleolítico Medio pertenecen las pinturas rupestres encontradas en la zona mediterránea de la península, fundamentalmente en lo que hoy es la provincia de Castellón.
Hacia el 5500 a. C. aparece en la península la cultura Campaniforme o más exactamente Cultura del vaso campaniforme. En torno al 3700 a. C. aparecen la cultura megalítica y la agricultura, y se reduce la actividad errante de las tribus.
Para la aparición de culturas que usan los metales debemos esperar en torno al año 3000 a 2500 a. C. Su distribución geográfica es mayor y se considera que la búsqueda de los metales trajo flujos migratorios importantes, destacando Los Millares en Almería, con una gran fortificación, y en el curso del río Tajo en la zona portuguesa actual.

[editar] Llegada de distintos pueblos

Tumba íbera de Azaila.
Los celtas llegan a la península en el primer milenio antes de Cristo, ocupando lo que hoy es Galicia, Asturias, Cantabria, País Vasco, norte de Castilla y buena parte de Portugal.
La costa peninsular oriental fue ocupada primero por los fenicios. Aproximadamente hacia el 1104 a. C. fundan Gadir (Cádiz)[1] [2] [3] y un poco más tarde, en el 700 a. C. Malaca (Málaga) y Abdera (Adra, en la actual provincia de Almería), llenando la costa mediterránea de factorías.
Los griegos se instalan más al norte de la costa, en Rhodes (Rosas) y Emporion (Ampurias), en la actual zona de Cataluña, encontrando a los iberos y dando las primeras referencias de este pueblo. También fundan la ciudad Akra Leuké (Alicante). Es posible que los primeros griegos hubieran tenido estrechos contactos con el reino occidental de Tartessos (fueron lazos tan fuertes que cuando los griegos fueron derrotados en la batalla de Alalia, Tartessos tocó a su fin), que abarcaba grosso modo el actual este de Andalucía y un trozo del sur de Portugal. Argantonio, último rey de Tartessos, les hubiera dado dinero y la posibilidad de protegerse dentro de las murallas de su reino de los ataques persas. Una vez allí, los griegos fundan la colonia Mainake (Málaga).
Es el momento en el que aparece Tartesos como civilización en el valle del Guadalquivir. Los datos históricos aportados por los griegos nos hablan de dos culturas presentes: celtas e iberos, unos al norte y otros al sur. Junto a estos convivían en la península los celtíberos en la zona central de la Meseta, con pueblos como Numancia, lusitanos, galaicos, astures, cántabros y vascones. La denominada civilización ibérica tuvo su origen, según la mayoría de los autores, en una mezcla de las aportaciones indoeuropeas de los celtas, de los pueblos íberos autóctonos, de la presencia púnica y griega y de los inicios de la romanización.
Véase también: Lenguas paleohispánicas

[editar] Conquista cartaginesa

En el siglo III a. C., los cartaginenses inician en la Península Ibérica un proyecto imperialista mediterráneo, en el que fundan Qart Hadasht (Cartagena), que se convierte rápidamente en una importante base naval.
Cartago y Roma entrarán finalmente en una serie de guerras (Guerras Púnicas) por la hegemonía en el Mediterráneo occidental. Tras la derrota en la Primera Guerra Púnica, Cartago intenta resarcirse de sus pérdidas de Sicilia, Cerdeña y Córcega, incrementando su dominio en Iberia.
Amílcar Barca, Aníbal y otros generales cartagineses sitúan las antiguas colonias fenicias de Andalucía y el Levante bajo su control y proceden después a la conquista o extensión de su área de influencia sobre los pueblos indígenas. A finales del siglo III a. C., la mayor parte de las ciudades y pueblos al sur de los ríos Duero y Ebro, así como las islas Baleares, reconocen el dominio cartaginés.
En el año 219 a. C. se produce la ofensiva de Aníbal contra Roma, tomando la Península Ibérica como base de operaciones e incluyendo un gran porcentaje de hispanos en su ejército.
Es en este proceso cuando intentarán someter a la colonia griega de Sagunto, situada al sur de la frontera pactada del Ebro pero aliada de Roma, dando lugar a la Segunda Guerra Púnica, que culminará con la incorporación de la parte civilizada (íbera) de la península a la República Romana.

[editar] Hispania romana (206 a. C. - siglo V)

Artículo principal: Hispania Romana
Tras la Segunda Guerra Púnica entre el 218 a. C. y el 201 a. C., se puede considerar la Península Ibérica sometida al poder de Roma. La campaña de ocupación, tras la expulsión cartaginesa, fue rápida, excepto en el interior (Numancia) y el pueblo cántabro que resistió hasta la llegada de Augusto en los inicios del Imperio romano.
En el 197 a. C., los romanos dividen el territorio ibérico en dos zonas: la Hispania Citerior y la Hispania Ulterior.
El sometimiento total de la península tiene lugar en el año 19 a. C. (tras finalizar las Guerras Cántabras), tras lo cual se divide en tres provincias: Bética, Tarraconense y Lusitania, organización que perduró hasta el Bajo Imperio.
El proceso de romanización entendido como la incorporación de la lengua, las costumbres y la economía romana se inició aproximadamente hacia el 110 a. C. y duraría con toda su fuerza hasta mediados del siglo III.
Dicho proceso fue tan intenso que tres hispanos: Trajano, Adriano y Teodosio fueron emperadores de Roma, y personajes destacados como el filósofo Séneca o los poetas Marcial y Lucano también provenían de Hispania.

[editar] Las invasiones germánicas y el reino visigodo (siglo V - 711)

Artículo principal: Hispania visigoda

[editar] La caída del Imperio romano

En la Península Ibérica, como en otras provincias, el Imperio cayó gradualmente, con los procesos casi simultáneos de la «desromanización» del Imperio romano en Hispania, es decir, una debilitación de la autoridad central en los siglos III, IV, y V, y de la «romanización» de las tribus germánicas, por ejemplo, la adopción de la ley romana que es evidente en la Lex Gothorum (Ley de los godos), la conversión al cristianismo, y la afinidad que algunos reyes tenían por el latín, hasta componer poesía en esta lengua.

[editar] Las invasiones

En el invierno del año 406, aprovechando la congelación del Rin, los vándalos, suevos, y alanos invadieron el imperio con gran pujanza. Al cabo de tres años, cruzaron los Pirineos y llegaron a la península Ibérica, y dividieron entre sí las partes occidentales, que correspondían aproximadamente al Portugal moderno y España occidental hasta Madrid. Mientras tanto, los visigodos, que habían tomado Roma hacía dos años, llegaron a la región en el 412, fundando el reino de Tolosa (Toulouse, en el sur de Francia), y extendieron su influencia gradualmente en la Península, desplazando a los vándalos y alanos al norte de África, sin que éstos dejasen mucha huella en la cultura Ibérica. Luego, tras la conquista de Tolosa por los francos y la pérdida de gran parte de los territorios en lo que hoy es Francia, trasladaron la capital del reino visigodo a Toledo.

[editar] Religión en el reino visigodo

A pesar de que la nobleza visigoda practicaba el arrianismo, éste gozó de muy poca popularidad entre la población hispanorromana de la península, fiel en su mayoría a la doctrina católica romana. Desde la corona visigoda, específicamente en el año 587, el rey Recaredo, ya convertido al catolicismo, trató de conciliar así mismo a la jerarquía religiosa arriana con la católica, pero con poco éxito. Finalmente, se impuso la opción católica por la fuerza, desposeyendo a la iglesia arriana de sus bienes en favor de su antagonista.

[editar] La conquista islámica

Interior de la mezquita de Córdoba, capital del califato de Al-Ándalus.
Año 696: Invasión musulmana a Melilla.
Año 709: Invasión musulmana a Ceuta.
Año 711: Tras la muerte del rey Witiza, los nobles y obispos de la península eligen por rey a Roderico (conocido en la historia por don Rodrigo), duque de la Bética. Los hijos de Witiza querían por rey a Aquila, duque de la Tarraconense, por lo que pactan con los árabes a través de Don Julián, conde de Ceuta.
Roderico, que estaba por entonces luchando contra un levantamiento de los vascones, al enterarse de la invasión árabe acude con su ejército. Pierde en la batalla de Guadalete debido a deslealtad de los witizanos. Con su muerte, y con el grueso del ejército godo derrotado, los árabes se animan a continuar con la lucha.
Tarik conquista Toledo y llega hasta León; Muza conquista Sevilla y llega hasta Mérida (712). Posteriormente unirían sus fuerzas para tomar Zaragoza.
El hijo de Muza completará la conquista de la península, a excepción de las zonas montañosas cantábricas y pirenaicas (716), pasando a territorio franco. Carlos Martel detiene el avance árabe en Poitiers en 732.
En 773, Abderramán I proclama el emirato de Córdoba, independizando políticamente a los musulmanes españoles, y en 929 Abderramán III proclama el califato de Córdoba, lo que supone la separación definitiva del califato de Bagdad.
En el año 1031 se fragmenta el califato cordobés, formándose numerosos reinos de taifas enemistados entre sí.

[editar] La Reconquista (siglos VIII a XV)

Artículo principal: Reconquista
Monasterio de San Miguel de Escalada, fundado para la repoblación de tierras leonesas.
Hacia 722 un destacamento musulmán es vencido por un grupo de cristianos refugiados en los bosques de Covadonga (Asturias) en la batalla homónima. Don Pelayo, probablemente noble godo, es nombrado rey. La primera corte se establece en Cangas de Onís. Pelayo muere en 737. Dos años después (739), su yerno Alfonso I, hijo de Pedro de Cantabria, aprovechando las luchas entre árabes y bereberes, da nuevo impulso a la reconquista llegando hasta la Rioja y el Duero. Pero no tiene posibilidad de repoblar, por lo que queda un amplio desierto estratégico, tierra de nadie en la meseta norte.
Etapas de la reconquista:
  1. Fijación de la frontera del reino asturiano en el Arlanzón y el curso medio y bajo del Duero. Se logra a principios del siglo X.
  2. León y Castilla rebasan la Cordillera Central y ocupan la cuenca del Tajo. Toledo se reconquista en 1085. Reconquista de Zaragoza en 1118.
  3. Dominio del valle del Guadiana y de los pasos de Sierra Morena. Batalla de Las Navas de Tolosa (1212).
  4. Ocupación del valle del Guadalquivir por Fernando III el Santo (1252) y de Valencia, y las Baleares por Jaime I de Aragón (1276). Quedará un reducto musulmán en Granada hasta 1492.
Entre los años 718 y 1230 se forman los principales núcleos cristianos en la península en los reinos de Asturias, Navarra, León, Galicia, Portugal, Aragón y Castilla.
En el siglo XIII, se produce un gran avance cristiano, la expansión de la Corona de Aragón por el Mediterráneo y la unión de Castilla con León.

[editar] Unión de León y Castilla

El castillo de Manzanares el Real (Madrid). El castillo era el modo de fortificación más común en unas tierras fronterizas en constante conflicto que dieron nombre al reino de Castilla (tierra de castillos).
En el año 1037 muere Bermudo III, rey de León, en el campo de batalla contra su cuñado, Fernando I. Al no tener descendencia Bermudo III, su cuñado considera que es el sucesor y por lo tanto unifica el Reino de León y el Condado de Castilla. En el año 1054 Fernando I lucha contra su hermano García Sánchez III de Nájera, rey de Navarra, en la Batalla de Atapuerca, muriendo también el monarca navarro y anexionándose entre otras la comarca de los montes de Oca, cerca de la ciudad de Burgos.
A la muerte de Fernando I, ocurrida en 1065, el Condado de Castilla se convierte en reino, que hereda el primogénito Sancho II; Alfonso VI hereda el de León. Sancho II es asesinado en 1072 y su hermano accede al trono de Castilla, siendo el primer monarca de ambos reinos.
A su muerte le sucedió en el trono su hija Urraca. Ésta se casó, en segundas nupcias, con Alfonso I de Aragón, pero al no lograr la unificación de los reinos y debido a los grandes enfrentamientos de clases entre los dos reinos, Alfonso I repudió a Urraca en 1114, lo que agudizó los enfrentamientos entre los reinos. Si bien el papa Pascual II había anulado el matrimonio anteriormente, habían seguido juntos hasta esa fecha. Urraca también tuvo que enfrentarse a su hijo, Rey de Galicia, fruto de su primer matrimonio, para hacer valer sus derechos sobre ese reino, y a su muerte éste le sucede como Alfonso VII. Alfonso VII consigue anexionarse territorios de los reinos de Navarra y Aragón (aprovechando la debilidad de estos reinos desde que se escindieron a la muerte de Alfonso I de Aragón). Renuncia su derecho a la conquista de la costa mediterránea a favor de la nueva unión de Aragón y el Condado de Barcelona (que se produce con el matrimonio de Petronila y Ramón Berenguer IV). En su testamento vuelve a la tradición real de la división de sus reinos entre sus hijos. Otra vez se rompe la unión entre León y Castilla, siendo Fernando II rey de León y Sancho III rey de Castilla.
En 1230 se produce la definitiva unión entre León y Castilla (con algún paréntesis posterior de poca relevancia), cuando Fernando III el Santo recibe de su madre Berenguela en 1217 el Reino de Castilla y, tras la muerte de su padre Alfonso IX en 1230, acuerda con las herederas de éste, Sancha y Dulce, la transferencia de León en la Concordia de Benavente.0

[editar] Historia moderna de España

La rendición de Granada.
Artículo principal: Historia moderna de España
En 1469, se casan en secreto Isabel y Fernando, príncipe heredero de Aragón. Este enlace acabaría produciendo la unión dinástica de los reinos de Castilla y Aragón en 1479, aunque ambos territorios mantuvieron sus leyes e instituciones propias, eso sí, bajo el mandato del mismo monarca.
Antes de ello, entre 1474, año de la muerte de Enrique IV, y 1479 surge una guerra civil por la sucesión de la corona de Castilla entre partidarios de Isabel y partidarios de Juana la Beltraneja, hermanastra e hija legítima de Enrique IV, respectivamente, casada con el rey de Portugal, que de haber ganado los partidarios de Juana hubiera producido la unión de Castilla con Portugal.
Artículo principal: Guerra de Sucesión Castellana
La reconquista finaliza en 1492 con la toma de Granada por parte de los Reyes Católicos que la anexionaron a la Corona de Castilla. En este mismo año se produce la expulsión de los judíos y el descubrimiento de América, en nombre de la corona, por Cristóbal Colón (véase Descubrimiento de América). Las Islas Canarias, cuya anexión había comenzado durante el reinado de Enrique III de la mano del normando Jean de Bethencourt, serán finalmente conquistadas (Historia de Canarias) cuando los ejércitos castellanos tras largas y duras campañas contra los guanches se apoderen de Gran Canaria (1478-1483), La Palma (1492-1493) y finalmente Tenerife (1494-1496).

[editar] De «las Españas» a España

Mapa histórico y geográfico de los reinos de España y Portugal, en el Atlas historique de Henri Abraham Chatelain (1705 a 1739). Biblioteca Nacional de España.
Artículo principal: De Hispania a España
El momento histórico exacto en que se hace referencia a España por primera vez no está claramente definido, existiendo escritos de principios del s. XIII en los que ya aparece la palabra España.
En la Península se hablaba de los reinos de León, Navarra, Castilla, Aragón y de Portugal como reinos hispanos (de Hispania, en castellano España) aunque ninguno de ellos se arroga la posibilidad de tomar para sí el nombre de España.
Pero cuando por razones dinásticas o de conquista uno de ellos conseguía tener bajo su cetro la mayor parte de la España cristiana, se autotitulaba Emperador de España, como Alfonso VI y Alfonso VII de León. Por su parte, Ramón Berenguer I, Conde de Barcelona, era conocido como Hispaniae subjugator.
Los Reyes Católicos eran conocidos como Reyes de España (o de las Españas). El historiador de la época Hernando del Pulgar comenta cómo en 1479 se plantea en el Consejo Real si designar a los Reyes Católicos como Reyes de España; finalmente se acordó no usar dicha titulación. En 1493 el gobierno municipal de Barcelona se refirió a don Fernando como el «rey de Spanya, nostre senyor»[4] Maquiavelo (El príncipe, 1523) se refiere a él también como Rey de España y Lope de Vega cita a Carlos I como Rey de España.
A partir de Carlos I, todos los reyes son llamados Rey de España (o de las Españas), aunque normalmente utilizan todos sus títulos, desde Rey de Castilla hasta Señor de Vizcaya y de Molina. Hasta el s. XIX, las monedas españolas solían llevar junto al nombre del Rey la leyenda «Hispaniarum (et Indiarum) Rex», que en latín significa Rey de las Españas (y las Indias).
A principios del s. XIX, Fernando VII de España e Isabel II de España usaron el título de Rey o Reina de las Españas durante los períodos constitucionales.
Amadeo I es el primero que oficialmente utiliza la denominación de Rey de España. A partir de Amadeo, todos adoptan el título de Rey de España.
En cualquier caso, prescindiendo de los problemas que hubiera entre los reinos de la península (la antigua Hispania) en otros países de Europa comenzó a conocerse al conjunto de reinos cristianos de la península como España, en singular, desde tiempos muy tempranos. El propio término español parece proceder del provenzal y aparece documentado por primera vez a finales del siglo XI. En el Concilio de Constanza los cuatro reinos de Portugal, Aragón, Castilla y Navarra aparecen formando una sola entidad ("nación española")[5] y compartiendo el mismo voto.

[editar] Casa de Austria

El emperador Carlos V en Mühlberg por Tiziano.
Con Carlos I comienza el reinado de la dinastía de los Habsburgo, o Casa de Austria, con la que España conocerá su mayor expansión territorial gracias a la conquista de extensos territorios en América y otras colonias de ultramar. Además, el rey Carlos V fue coronado Emperador del Sacro Imperio lo que añadió extensos territorios europeos a la corona; posteriormente, Felipe II, aumenta sus territorios en América y ciñe la corona de Portugal con sus territorios de Ultramar, iniciando un periodo (1580-1640) en el que los dominios del Monarca Católico pasaron a ser la mayor potencia económica y militar del mundo.
Tras la Guerra de Sucesión perdió la preponderancia militar en Europa, aunque siguió siendo la mayor potencia económica del mundo y conservó el dominio de los mares hasta fines del XVIII.
Podemos dividir este periodo según los monarcas reinantes en:

[editar] La Casa de Borbón en España y la Ilustración

Artículo principal: La Ilustración en España
La casa de Borbón empezó a reinar en España el año 1700, con la coronación de Felipe V. Poco después, en 1702 empieza la Guerra de Sucesión Española en la que participó Aragón, pero no los de las provincias vascas y de Navarra que, como parte de Castilla, permanecieron fieles. También hizo amplias reformas administrativas para aproximar su nuevo reino al modo centralizado de su país de origen.
Se conoce como periodo de la Ilustración política en España al que abarca los reinados de los borbones desde Felipe V en 1700 hasta Carlos IV que finaliza su reinado abruptamente en 1808, recogiendo el movimiento del siglo de las luces que se inicia en Francia y es la antesala de la Revolución francesa.

[editar] Historia contemporánea de España

[editar] Sexenio Democrático (1868 - 1874)

Se conoce por Sexenio Democrático el periodo de la historia de España transcurrido desde el triunfo de la revolución de septiembre de 1868 hasta el pronunciamiento de diciembre de 1874 que supuso el inicio de la etapa conocida como Restauración.

[editar] Reinado de Amadeo de Saboya (1870-1873)

Tras la revolución de 1868 en España se proclama una monarquía constitucional. Hay una dificultad inherente al cambio de régimen y es encontrar un rey que acepte el cargo. Finalmente el 16 de noviembre de 1870 con el apoyo del sector progresista de las Cortes Amadeo de Saboya es elegido Rey como Amadeo I de España, sucediendo a Isabel II.
Amadeo tuvo serias dificultades debido a la inestabilidad de los políticos españoles, las conspiraciones republicanas, los alzamientos carlistas, el separatismo de Cuba, las disputas entre sus propios aliados y algún que otro intento de asesinato. Abdicó por iniciativa propia el 11 de febrero de 1873. A su marcha se proclamó la Primera República Española.

[editar] Primera República Española (1873-1874)

Artículo principal: Primera República Española
La Primera República Española fue proclamada el 11 de febrero de 1873 por las Cortes Generales.
La Primera República Española duró once meses en los que se sucedieron cuatro Presidentes (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar). La debilidad con la que nació el régimen y que provocó la posterior restauración borbónica se debió a varios factores, entre los que destacan la falta de una base social suficiente, dado el descontento de los campesinos y trabajadores; la organizada oposición de manos de los conservadores o monárquicos, incluidos los levantamientos carlistas y la carencia de una burguesía que sustentase el sistema.

[editar] Restauración borbónica

abarca desde el pronunciamiento del general Martínez Campos en 1874, que acaba con la Primera República, y la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931. El periodo se caracteriza por una cierta estabilidad institucional, la conformación de un modelo liberal del Estado y la incorporación de los movimientos sociales y políticos, fruto de la revolución industrial, que comienza su decadencia con la dictadura de Miguel Primo de Rivera en 1923.Se conoce como Restauración borbónica al periodo que

[editar] Dictadura de Primo de Rivera

Artículo principal: Dictadura de Primo de Rivera
Véase también: Miguel Primo de Rivera
El 13 de septiembre de 1923 el Capitán General de Cataluña, Miguel Primo de Rivera se subleva contra el Gobierno y da un golpe de Estado con el apoyo de la mayoría de las unidades militares. La reunión prevista de las Cortes Generales para fechas inmediatamente posteriores con el objetivo de analizar el problema de Marruecos y el papel del ejército en la contienda fue el detonante último de la sublevación. A esta situación se une una grave crisis del sistema monárquico que no acaba de encajar en un siglo XX marcado por la revolución industrial acelerada, un papel no reconocido a la burguesía, tensiones nacionalistas y unos partidos políticos tradicionales incapaces de afrontar un régimen democrático pleno.
Distribución geográfica del crecimiento de la población española entre 1920 y 1950
Tras la crisis económica de 1927 acentuada en 1929, la violenta represión de obreros e intelectuales y la falta de sintonía entre la burguesía y la dictadura, la monarquía, cómplice, será el objeto en cuestión a partir de la unión de toda la oposición en agosto de 1930 en el llamado Pacto de San Sebastián. Los gobiernos de Dámaso Berenguer, denominado la dictablanda, y de Juan Bautista Aznar-Cabañas, no harán otra cosa que alargar la decadencia. Tras las elecciones municipales de 1931, el 14 de abril se proclama la Segunda República, dando así fin a la restauración borbónica en España.

[editar] Segunda República Española

Artículo principal: Segunda República Española
La victoria electoral de los republicanos en las ciudades trajo consigo la caída de la monarquía. El cambio de régimen se realizó sin derramamiento de sangre el 14 de abril de 1931, tras la proclamación de la República en Madrid, Barcelona y otras capitales españolas. Convencidos de que las elecciones municipales habían sido una manifestación nacional contra la monarquía, el conde de Romanones, ministro de Estado, recomendó al rey abandonar España y negoció con el comité revolucionario el traspaso del gobierno. Cuando el general Sanjurjo, jefe de la Guardia Civil, hizo saber que sus hombres no lucharían por la monarquía, Alfonso XIII tomó el camino del exilio. El fervor republicano había salido de la marginación y había conquistado amplios sectores moderados de las clases medias urbanas, que eran las que venían contando en política hasta entonces. En la mayoría de las capitales, el resultado electoral fue celebrado con jubilosas manifestaciones pacíficas.

[editar] Guerra Civil Española

Artículo principal: Guerra Civil Española
La Guerra Civil Española (17 de julio de 1936 - 1 de abril de 1939), ha sido considerada como el preámbulo de la Segunda Guerra Mundial puesto que sirvió de campo de pruebas para las potencias del Eje además de que supuso una confrontación entre las principales ideologías políticas que entonces convivían en Europa y que entrarían en conflicto poco después: el fascismo, la democracia de tradición liberal y los diversos movimientos revolucionarios (socialistas, comunistas y anarquistas).
Aparte del drama que supuso el conflicto civil, el triunfo nacionalista dirigido por el general Franco supuso el establecimiento de una dictadura durante treinta y seis años.

[editar] Dictadura del general Franco

Francisco Franco Bahamonde fue Jefe de Estado en régimen de dictadura, conocido como Franquismo, desde 1939 hasta 1975.
Francisco Franco Bahamonde.

[editar] Transición a la democracia

Artículo principal: Transición Española
Se entiende por Transición Española o nueva restauración borbónica, el proceso por el que España logró pasar de la dictadura de Francisco Franco, a un Estado social, democrático y de derecho. Las fechas de duración más aceptadas son el 20 de noviembre de 1975 para su inicio (fallecimiento del dictador) y el 28 de octubre de 1982 (victoria electoral del PSOE) para su finalización.

[editar] Inicios (1975-1978):

  • 1975 - Tras la llamada Marcha Verde (noviembre de 1975, mientras el dictador agonizaba), España firma con Marruecos los Acuerdos Tripartitos de Madrid, abandonando a su suerte al Sáhara Occidental, violando las resoluciones de la ONU, que instaban a realizar un referéndum desde 1965; el territorio es rápidamente invadido por Marruecos y Mauritania.

[editar] Consolidación democrática (1979 - 1982)

Artículo principal: I Legislatura de España
La España de las autonomías, uno de los mayores cambios de la democracia.

[editar] Historia actual

A partir de 1986, se inicia en España una etapa de crecimiento económico sostenido que durará hasta finales de 1992, en estos el año el Gobierno universaliza las pensiones y la Seguridad Social, aumenta la cobertura del desempleo y se intensifica la inversión en infraestructuras, autovías, comunicaciones y en el AVE, en gran medida financiada con fondos procedentes de la Unión Europea (entonces Comunidades Europeas) . Se empezaba a fortalecer en España el Estado de Bienestar.
José Luis Rodríguez Zapatero. Presidente del Gobierno de 2004 a 2011.
  • 2004 -
    • El jueves 11 de marzo se produjo el atentado terrorista más grave de la historia de España y de Europa. Las explosiones en varios trenes de cercanías en Madrid causaron 192 víctimas mortales y miles de heridos. El suceso conmocionó a la sociedad española. Los atentados provocaron amargas divisiones en el panorama político.[11]
    • El 14 de marzo gana las elecciones el Partido Socialista Obrero Español, por lo que José Luis Rodríguez Zapatero, tras realizar diversos pactos, se convierte en presidente del Gobierno. Además, una mujer, María Teresa Fernández de la Vega, se convierte en la primera Vicepresidenta del Gobierno en España; el gobierno es intencionadamente paritario en igualdad de sexos respecto a los Ministerios. Durante la legislatura se impulsaron las políticas sociales, tales como la legalización del matrimonio homosexual, la Ley de la promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia y la Ley para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres.
  • 2008 - El 9 de marzo, el Partido Socialista Obrero Español ganó de nuevo las elecciones generales con 169 escaños (5 más que en las elecciones de 2004) frente a los 154 del Partido Popular (6 más que en las elecciones de 2004). Los partidos nacionalistas sufrieron un importante descenso, a excepción de CIU que mantuvo sus 10 diputados. Izquierda Unida perdió su grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados, al obtener solamente 2 escaños. Las elecciones de 2008 consolidaron y reforzaron el bipartidismo.[12]
  • 2010 - Cuarta presidencia española de la Unión Europea en el primer semestre del año.[13]
  • 2011 - El 20 de noviembre el Partido Popular gana las elecciones generales con mayoría absoluta. Obtienen escaños trece partidos.[14]