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viernes, 4 de noviembre de 2011

Pesia a Mauro Muriedas Escultor Torrelavega España

Lo primero pedir pendón porque esta poesía no esté bien escrita. Pero se la dediqué a El siendo alumna de la escuela, le hizo mucha ilusión, y ahora reproduzco tal y como se la dí. Esta escrita desde el corazón, la amistad, y la admiración hacia tan bella persona y mejor artista.


Tronco del viejo y seco roble,
ennoblecido por las manos del artista            
que en tu madera se recrea, y golpe
a golpe va naciendo su obra nueva.
Tus manos fuerte y rudas delicada
se vuelven, cuando con la gubia
sacas las viruta.
Artista regio, de vocación temprana
y nunca olvidada, de corazón
de bondad lleno, de mirada serena
que con tesón vas creando belleza.
En tus obras tú reflejas al hombre
que te rodea con toda su bondad
o crudeza.
Tú arte es imperecedero y perdurará
a través del tiempo-
Te forjaste poco a poco creando
un estilo propio,
y hoy después de fatigas y sinsabores,
que tú lograste vencer,
son tus obras el orgullo de lo que
es el buen hacer.
Cuando tallas tus maderas a golpe
de mazo cantan,
y en ellas vas poniendo un poco
de tú alma.
Así eres tú Mauro Muriedas.
Orgullo de nuestra escuela,
hombre tenaz e incansable
enseñando lo que sabe.                    A.R.G

Mauro Muriedas Escultor Torrelavega Cantabria España

Tuve la gran suerte de conocer personalmente a Mauro Muriedas,en la escuela de artes y oficios de esta ciudad, de la que fui alumna. Él me enseño a modelar barro, me decía que el tesón y la paciencia eran la clave para poder sacar la obra adelante. Esculpía la madera como nadie, sus obras no necesitaban título, las expresiones de cada talla de la madera que el esculpía, te decía el titulo. Me enseñó a pasar los dedos con delicadeza por las tallas, para así sentirlas. Era un hombre amable, bondadoso, caballero del arte, nunca jamás le vimos enfadado, él tenia palabras amables para todo el mundo, y disculpaba, aquellos que en un tiempo no le trataron bien, diciendo: eran otros tiempos, se vivía de otra forma, había otros valores, sobre todo el del respeto. No tuvo una vida fácil, tuvo que salvar muchos escoyos, pero nunca maldijo aquellos tiempos. En la escuela de artes, su paciencia y su amor por enseñar eran infinitas, ¡disfrutaba tanto.!. Un grupo nos quedábamos hasta el final eramos ocho, nos comentaba las vicisitudes por las que pasó, pero sin amargura, la palabra perdón, no le costaba decirla, él que era un hombre honesto, justo, intachable. Su mujer para él fue el gran amor de su vida, cuando esta le faltó, nos comentó un día, siento un desgarro en el alma, una tristeza infinita, pero tengo que seguir adelante, cargando como un fardo,a la tristeza.
Hace unos años se fue a esculpir las nubes pues Dios tuvo envidia de su arte, y quiso llevárselo con él. Se fue casi de puntillas, como no queriendo molestar, Su vida fue sencilla y así la quiso acabar

Hasta siempre Mauro:       A.R.G.

Lo que plasma de este escultor -con una base educativa tan primaria- es su intuición. Lejos de plasmar en su obra atuendos, lo que hace es plasmar sentimientos. Y los sentimientos son el hombre. Y el hombre es universal. De aquí que pueda decirse que aun inspirándose en lo local y lo temporal, Mauro Muriedas hace un arte válido para los hombres de cualquier lugar y tiempo. Y arte además en el que participa como protagonista y como testigo. Como protagonista, se retrata en cada una de las obras en que, como testigo , retrata los hechos del espacio temporal que le ha tocado vivir. Tal es así, que ver una escultura suya es verle a él, tanto como -verle a él es ver una de sus esculturas. Un simple vistazo a su producción revela que en ella se da el ser aislado y, a lo más, en parejas.Y es curioso comprobar que cuando el escultor labra una pareja, los componentes de ésta muestran idéntica expresión, tal que sí entre el uno y el otro actuaran bajo la madera unos vasos comunicantes que les infundieran el mismo hálito, de vida, la misma impresión ante la realidad.
Su realismo -posible influencia de Solana, a quien conoció y quien le alentó- roza a veces lo surreal, porque nada nos parece más surreal que lo real desnudo. Así, cuando Mauro Muriedas trata un tema divino lo hace con ojos terrenales. Su Cristo (Cristo de Mauro) no es una entelequia, ni una abstracción, ni siquiera una idealización de un hecho histórico; su Cristo es un hombre a quien el hombre ha puesto una cruz. Su Cristo no es aquel crucificado: es el crucificado de cada día, el hombre crucificado por el hombre.
En cuanto a su técnica, ésta es elementalísima: con martillo y gubia trabaja sobre tronco de madera de castaño o nogal, la cual va pacientemente rebajando en tantas sesiones que a veces puede estar meses haciendo una obra. Si en el curso del trabajo Mauro Muriedas se encuentra con una veta de color apropiada al fin que persigue, de inmediato la incorpora a la obra como parte esencial de la misma. Este ir respondiendo a los requerimientos de la materia es lo que un día, hablando de su escultura, denominé ir a la expresión por la materia. Muriedas es, ciertamente, un expresionista matérico.
Basta un simple vistazo a su obra para ver que el artista no quiere encubrir los surcos de la gubia; los deja visibles porque cuadran fielmente al fin perseguido. Estos surcos son como su tarjeta de identidad. Son el signo distintivo de estas esculturas. Son arte sobre el arte. Son lo que distingue la obra de este escultor de la de cualquier otro.
El resultado son unas obras directas, espontáneas, recias, expresivas, que desde su esencia nos llaman y, tras penetrar en nosotros, se quedan dentro, habitándonos
El Preso                                                                                  hombre de Mar
                                                                                             


Familia en Paro                                                                                      



Pescador                                                                                       
                                                                                            Emigración
                                                                                
  
Pescadora

Trabajando en la Mina


Esto es una pequeña muestra de un hombre humilde, sabio, lleno de bondad, pero sobre todo. Un gran artista



Escultores cantabros España


Jesús Otero
Santillana del Mar


Jesús Otero Nace en Santillana del Mar, factor que es determinante en la temática de su escultura, concebida, en su mayor parte, para exteriores y en intima relación con la naturaleza. Realiza su aprendizaje con Mauro Muriedas, pero, sobre todo, con los canteros en la obra del Banco de Santander, asistiendo también a la Escuela de Artes y Oficios. De sus obras de juventud destacan los retratos de familia.
Amplía sus estudios en la Escuela de San Fernando, de Madrid, gracias a una beca que le concede la Diputación Provincial en 1929, por un periodo de dos años. Gran importancia tuvo en el desarrollo de su trayectoria artística el mecenazgo de J. Reguera Sevilla, impulsor de la Escuela de Altamira; con ella y con el grupo &laqno;Proal» establece contactos. La temática de su obra admite una triple clasificación: Religiosa, animalística y la dedicada a los bustos. Pueden citarse como ejemplos de sus obras el Cristo realizado para el Ministerio de la Vivienda de Madrid y los bustos de Menéndez Pelayo, José Luis Hidalgo y J. Cancio.
Su producción presenta una carga simbólica y ello es apreciable en el monumento al Ebro (Fontibre), en el cual representa a la industria, al rió Ebro y hace un homenaje a El Pilar. El material que emplea es casi siempre la piedra, extraída de Avios y Camplengo, y, en escasas ocasiones, la madera, aunque puede decirse que el material a utilizar está en función de la temática. Su obra es, generalmente, de taller, realizada en un sólo bloque, aunque basada en un estudio de las condiciones naturales que van a enmarcarla, y caracterizada por la perspectiva circular.
Entre las exposiciones en las que ha participado destacan: Exposición de Artes y Oficios (1926), Nacional de Bellas Artes (1957), Escultores Montañeses de Hoy (1961), Artistas Montañeses (1975), en la Torre del Merino, Escultores Cántabros Actuales (1978), en Galería &laqno;Puntal 2» y Pintores y Escultores Contemporáneos Cántabros (1980) en el Ministerio de Cultura de Madrid.
 
Desde 1997 La Consejería de Cultura y Deportes de la Diputación Regional de Cantabria otorga un premio de escultura con su nombre.
ORDEN 22 /1999, DE 28 DE ENERO, DE LA CONSEJERÍA DE CULTURA Y DEPORTE, POR LA QUE SE CONVOCA LA III EDICIÓN DEL PREMIO DE ESCULTURA "JESÚS OTERO " , 1.999.
Siendo competencia exclusiva de la Diputación Regional de Cantabria, según establece el artículo 22. 15 del Estatuto de Autonomía, el fomento de la cultura y de la investigación, con especial atención a sus manifestaciones culturales, y deseando la Consejería de Cultura y Deporte promocionar una parte tan importante de la cultura y de las artes, como es la escultura en cualquier tipo de base, ha considerado pertinente continuar dicha promoción manteniendo el nombre de uno de nuestros más insignes escultores contemporáneos.


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ALEGRE EL PERRO FELIZ Historia real

Alegre era un perro que apreció un buen día por la placita que está junto a la iglesia. Donde todas las mamas llevan a sus hijos a pasar la tarde y darles la merienda, una tarde de primavera a eso de las seis, apareció era blanco y negro de tamaño mediano, se colocó al lado de una de las madres la miró y se puso hacer cabriolas. El niño como de un año que no quería merendar ni bien ni mal, al ver al perro hacer monadas, empezó a comer, la madre entusiasmada, el perro seguía dando brincos, al final el niño se lo acabó todo, y de esta forma fue por todos los jardines, y algo le caía. Así comenzó la vida de este perro que nadie supo nunca de donde vino, pero que les alegraba las tardes y mañanas.
Poco a poco todas las madres le traían cosas. Un día una de las madres dijo: -no tiene nombre- -otra respondió- pongamosle Alegre, y así de esta forma fue bautizado, jugaba con los niños, y si se acercaba algún otro perro él los hacia frente, y ponía en alerta a las madres.
Alegre pronto fue un cliente de dos bares, se las apañó para desayunar gratis, un día iba a uno, otro día iba al otro, pero no se saltaba la rutina por nada, parecía que llevaba reloj, a las nueve en punto se presentaba en la puerta, hacía sus cabriolas, a cambio recibía un suculento desayuno, a la hora de la cena lo mismo. Después se iba enfrente del bar, bajo un escaparete a dormir, pronto se encontró una cama, alguien la había depositado junto a un bebedero de acero inoxidable, y así aquel pequeño hueco fue una confortable caseta, la verdad le vino bien pues el otoño estaba a punto de finalizar, y el invierno se presentaba crudo.
Durante tres largos años fue la alegría de jardines y plazas, todos en la pequeña ciudad de provincia le conocían, resultaba curiosos, ver como esperaba al cambio de los semáforos, para moverse de un lugar a otro.
Al finalizar casi el invierno, una noche los del bar se preocuparon, Alegre no había ido a cenar, esperaron hasta las diez, y al ver que no venia, fueron donde él se cobijaba. Allí estaba con mirada triste, no se movió cuando le llamaron, algo le pasaba, después de deliberar un rato, decidieron llamar a un veterinario, que paraba por el bar, y que conocía muy bien a Alegre. Este vino enseguida, le examinó, y volviéndose hacia un montón de gente que ya se arremolinaba para ver que pasaba, les dijo: -No hay nada que hacer, le han envenenado, le dio un calmante y las dos horas se murió.
Por la mañana la noticia corrió como la pólvora, nadie se explicaba el porqué, no hacia daño a nadie, era Alegre, tampoco era abusón, alegraba las plazas.
Nunca se supo quién hizo aquella barbarie, lo que si puede decir es que esta historia es real, y que el periódico local, lo sacó en la primera página. Con una dedicatoria que decía: "Hasta siempre Alegre"

Alegre era como este: