Tuve la gran suerte de conocer personalmente a Mauro Muriedas,en la escuela de artes y oficios de esta ciudad, de la que fui alumna. Él me enseño a modelar barro, me decía que el tesón y la paciencia eran la clave para poder sacar la obra adelante. Esculpía la madera como nadie, sus obras no necesitaban título, las expresiones de cada talla de la madera que el esculpía, te decía el titulo. Me enseñó a pasar los dedos con delicadeza por las tallas, para así sentirlas. Era un hombre amable, bondadoso, caballero del arte, nunca jamás le vimos enfadado, él tenia palabras amables para todo el mundo, y disculpaba, aquellos que en un tiempo no le trataron bien, diciendo: eran otros tiempos, se vivía de otra forma, había otros valores, sobre todo el del respeto. No tuvo una vida fácil, tuvo que salvar muchos escoyos, pero nunca maldijo aquellos tiempos. En la escuela de artes, su paciencia y su amor por enseñar eran infinitas, ¡disfrutaba tanto.!. Un grupo nos quedábamos hasta el final eramos ocho, nos comentaba las vicisitudes por las que pasó, pero sin amargura, la palabra perdón, no le costaba decirla, él que era un hombre honesto, justo, intachable. Su mujer para él fue el gran amor de su vida, cuando esta le faltó, nos comentó un día, siento un desgarro en el alma, una tristeza infinita, pero tengo que seguir adelante, cargando como un fardo,a la tristeza.
Hace unos años se fue a esculpir las nubes pues Dios tuvo envidia de su arte, y quiso llevárselo con él. Se fue casi de puntillas, como no queriendo molestar, Su vida fue sencilla y así la quiso acabar
Hasta siempre Mauro: A.R.G.
Lo que plasma de este escultor -con una base educativa tan primaria- es su intuición. Lejos de plasmar en su obra atuendos, lo que hace es plasmar sentimientos. Y los sentimientos son el hombre. Y el hombre es universal. De aquí que pueda decirse que aun inspirándose en lo local y lo temporal, Mauro Muriedas hace un arte válido para los hombres de cualquier lugar y tiempo. Y arte además en el que participa como protagonista y como testigo. Como protagonista, se retrata en cada una de las obras en que, como testigo , retrata los hechos del espacio temporal que le ha tocado vivir. Tal es así, que ver una escultura suya es verle a él, tanto como -verle a él es ver una de sus esculturas. Un simple vistazo a su producción revela que en ella se da el ser aislado y, a lo más, en parejas.Y es curioso comprobar que cuando el escultor labra una pareja, los componentes de ésta muestran idéntica expresión, tal que sí entre el uno y el otro actuaran bajo la madera unos vasos comunicantes que les infundieran el mismo hálito, de vida, la misma impresión ante la realidad.
Su realismo -posible influencia de Solana, a quien conoció y quien le alentó- roza a veces lo surreal, porque nada nos parece más surreal que lo real desnudo. Así, cuando Mauro Muriedas trata un tema divino lo hace con ojos terrenales. Su Cristo (Cristo de Mauro) no es una entelequia, ni una abstracción, ni siquiera una idealización de un hecho histórico; su Cristo es un hombre a quien el hombre ha puesto una cruz. Su Cristo no es aquel crucificado: es el crucificado de cada día, el hombre crucificado por el hombre.
En cuanto a su técnica, ésta es elementalísima: con martillo y gubia trabaja sobre tronco de madera de castaño o nogal, la cual va pacientemente rebajando en tantas sesiones que a veces puede estar meses haciendo una obra. Si en el curso del trabajo Mauro Muriedas se encuentra con una veta de color apropiada al fin que persigue, de inmediato la incorpora a la obra como parte esencial de la misma. Este ir respondiendo a los requerimientos de la materia es lo que un día, hablando de su escultura, denominé ir a la expresión por la materia. Muriedas es, ciertamente, un expresionista matérico.
Basta un simple vistazo a su obra para ver que el artista no quiere encubrir los surcos de la gubia; los deja visibles porque cuadran fielmente al fin perseguido. Estos surcos son como su tarjeta de identidad. Son el signo distintivo de estas esculturas. Son arte sobre el arte. Son lo que distingue la obra de este escultor de la de cualquier otro.
El resultado son unas obras directas, espontáneas, recias, expresivas, que desde su esencia nos llaman y, tras penetrar en nosotros, se quedan dentro, habitándonos
El Preso hombre de Mar
Familia en Paro
Pescador
Emigración
Pescadora
Trabajando en la Mina
Esto es una pequeña muestra de un hombre humilde, sabio, lleno de bondad, pero sobre todo. Un gran artista