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martes, 1 de noviembre de 2011

Un Jardín Musical


He pasado como tantas veces por delante del jardín de la Residencia San José, más conocido como el Asilo. Está precioso, con sus mantos, sus rosales, clavelinas, unas ya con flores, otras con botones, y en su zona verde, las humildes margaritas forman una alfombra multicolor.
El arbolado es parte importante del jardín, ya que proteje de los implacables rayos de sol a personas, aves e insectos, así un hermoso castaño de indias junto al roble, abedul, plátano, forman un paraguas natural. En otra parte del jardín, el romero aromatiza la zona compitiendo con el rincón de la lavanda, las rosas, madreselvas, hortensias. La hiedra juega a esconderse entre las piedras, dándole un tono verde y crema.
Además de todo ese despliegue de aromas y colores, hay otro mundo. Recuerdo cuando Emilio, Tomás y Jesús, me enseñaron a ver ese otro jardín. El de los insectos, sapos, gusanos y arañas tejiendo afanosamente sus trampas mortales. Hormigas con alas y sin ellas, mariposas de encendidos colores, mariquitas subiendo y bajando por las hojas, los lentos caracoles en busca de los rayos del sol, y un sin fin de seres pequeños, siguiendo el ciclo natural de la vida.
Era primavera como ahora, unos jilgueros con sus colores amarillos, rojos y negros, cantaban armoniosamente. Emilio me dijo: -enseguida cantará el malvís tiene el nido allí, detrás de las hortensias  entre esos arbustos altos - y así fue, luego me mostraron la hilera de hormigas cargadas con hojas e insectos hasta su hormiguero, después nos dirigimos hasta el rincón de las lavandas y allí las abejas, avispas, abejorros, libaban de una planta a otra su rico néctar polinizando de esta manera a otras y esparciendo el polen por todos lados. Los miruellos, pinzones, malvises, jilgueros, colorines, pisonderas, y algún ave rapaz sobrevolaban también este territorio, ya que cerca está la arboleda de la Pisto Río y fincas circundantes que atraen a todo tipo de aves.
Jesús, Emilio, y Tomás, habían otorgado a cada pájaro un instrumento musical y así cada mañana y atardecer, cuando el sol sale y cae por el horizonte ellos se deleitan con cada nota regalada por estas aves, así unos son la flauta otros el violín, otros la trompeta y de esta manera habían formado un gran banda, e incluso los árboles formaban parte de la melodía, rozando ligeramente sus ramas para así formar un arrullo, haciendo de fondo a la maravillosa banda de música.
Pero esto sólo lo puedes percibir si vas, y les haces un rato de compañía. Te enseñaran eso y muchas cosas más, pues la edad les ha dado sabiduría


Un Jardín cualquiera, pero siembre bellos a los ojos