Translate

viernes, 8 de julio de 2011

LA MUJER HOY

Durante mucho tiempo la mujer ha buscado su sitio dentro de una sociedad machista, Pero hace cien años fue cuando a base de sufrir y sangre logró que se la considerada. Fue una lucha dura por sus derechos pero hoy en el siglo veintiuno, es cuando se están consiguiendo los mayores logros. Todo gracias a aquellas pioneras que dieron su vida, con valentía y arrojo.

En el siglo veintiuno, son muchas las mujeres que siguen luchando consiguiendo grandes logros, aunque todavía hay mucho que hacer y reivindicar. Una de estas mujeres actuales es: Aghata Ruiz de la Prada, mujer emprendedora, llena de vitalidad, creadora de colores imposibles e infinidad de combinaciones, su imaginación la ha llevado a los lugares mas altos dentro de la moda, no si antes ser criticada, zancadilleada, y tachada de ridícula, estrambótica, rara y hasta loca, pero su moda y color no dejaba indemne a nadie, fue su lucha, sus creaciones, y sus excentricidades la que la han llevado hasta la cumbre.

Hoy es una diseñadora que no se amedrenta ante nada ni nadie, siendo fiel a sus diseños y combinación de colores imposibles como: mezclar el rosa  con el rojo, el carmín con el amarillo, el negro con naranjas, formando un abanico de color, así mismo combina flores con cuadros, rombos con margaritas llenas de color, azules con verdes, morados con rojos, sus modelos son extravagantes, pero sobre todo tienen vida, sus contrastes a veces te hacen daño, pero pasado un tiempo te terminan gustando, tienen gracia, soltura, atrevimiento. Es osada.

Además de la moda con lo que empezó, hoy es una gran diseñadora de todo tipo de artículos, como: zapatos bolsos bisutería, preservativos, artículos de joyería y moda infantil,

Su nombre apararece por doquier en todo tipo de artículos de lo mas variopinto, se ha sabido ganar al público, pero sobre todo ha ganado una gran batalla, la del diseño y la del color, hoy es respetada, y sus creaciones explosivas en formas y color, se pasean por todas las pasarales del mundo.
                                                                        Aurora Rodríguez

EL CATALEJO

EL CATALEJO


Los días de invierno mirábamos por él, desde la ventana del desván, contemplábamos el río Saja, la Hermita de San Miguel, el puente que lo atraviesa y las gentes que corrían a casa, la huerta de la vecina, con algún que otro pájaro, y la estación de FEVE con sus mercancías llenos de bobinas o carbón.
Mi padre se sentaba en un viejo sillón, nosotros que éramos un montón en el suelo, y después de haber mirado por él, teníamos que inventarnos un cuento, y así pasábamos las tardes.
Hoy está en mi casa, no tiene su caja azul forrada de terciopelo, está viejo y no se ve por él.
Pero siempre que lo miro vienen a mi memoria aquellos días de mi infancia.


                                  FIN